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Los desafíos y oportunidades que presenta el cambio climático

El cambio climático es uno de los problemas medioambientales y sociales más urgentes de la actualidad. Estamos siendo testigos de sus consecuencias, pues cada vez se pueden observar más y más repercusiones de este acontecimiento alrededor de todo el mundo: el aumento de temperaturas, la creciente escasez de recursos naturales vitales, la imprevisibilidad de los eventos meteorológicos… Se trata de un riesgo global del cual debemos ser todos muy conscientes en nuestros actos diarios, tanto individualmente como colectivamente.

En este sentido, las empresas jugamos un papel muy importante. Debemos ser responsables de cómo nuestra actividad puede influir en el planeta, controlando nuestro impacto y contribuyendo a la lucha contra el cambio climático. En el caso de las compañías del sector oleícola esta situación se eleva a la potencia, pues nuestro negocio depende de un ingrediente natural, por lo que, de no hacerlo, el cambio climático pondría en riesgo también la continuidad de nuestra actividad.

De este modo, conscientes de ello, las aceiteras tratamos de minimizar nuestra contribución a la tendencia de calentamiento global. Nos tomamos muy en serio nuestra responsabilidad de proteger los medios de vida rurales y apoyar el desarrollo económico de los agricultores, tanto actuales como de generaciones venideras, pues las comunidades agrícolas se enfrentan cada vez a más desafíos debido a este, como la creciente escasez de agua, la disminución de la biodiversidad de los olivares o las condiciones meteorológicas cada vez más extremas y cambiantes.

Nos tomamos muy en serio nuestra responsabilidad de proteger los medios de vida rurales y apoyar el desarrollo económico de los agricultores

Para poder combatir estos riesgos, actuamos a lo largo de toda la cadena de valor, apoyándonos en recursos como la innovación y la tecnología. Por ejemplo, con prácticas de agricultura sostenible, como los cultivos intercalados, que favorecen la salud de los suelos, absorben CO2 y reducen el riesgo de erosión; invirtiendo en tecnologías con bajas emisiones de carbono en las actividades de fabricación; o adoptando tecnologías más eficientes desde el punto de vista energético, como la iluminación LED.

Nos encontramos ante una situación acuciante, y aunque la gestión de los riesgos constituye una tarea prioritaria, también hemos de buscar oportunidades para generar un impacto perceptible en materia de acción climática. Por ejemplo, el encarecimiento de los costes de la energía, que puede tener un impacto negativo financiero en la actividad de las empresas, también plantea una oportunidad para buscar fuentes alternativas, como las renovables, y para reducir el consumo de energía a través de eficiencias operativas.

Actuamos a lo largo de toda la cadena de valor, apoyándonos en recursos como la innovación y la tecnología. Por ejemplo, con prácticas de agricultura sostenible

Asimismo, hemos descubierto que los olivares, cuando se cultivan de forma regenerativa, albergan el potencial de actuar como sumideros de carbono, contribuyendo a los esfuerzos mundiales para reducir la cantidad de CO2 que llega a la atmósfera.

Por tanto, debemos ser conscientes del alarmante escenario en el que nos encontramos, pero también ser optimistas y colaborar los unos con los otros para continuar encontrando las mejores soluciones a esta apremiante situación. Es nuestra responsabilidad como individuos, como consumidores y como compañías contribuir a la lucha contra el cambio climático para poder, el día de mañana, continuar disfrutando de nuestro planeta, que tantas bondades nos ofrece.

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