Renta variable

El arranque de la ciclogénesis nunca se sabe... la real

Uno de los conceptos que más cuesta comprender en la vida es el de la 'ciclicidad'. Quizás por aquello de que somos cosmopolitas en el espacio que vivimos temporalmente y aldeanos respecto a nuestra historia. En el mercado, un ejemplo clásico de compañías cíclicas son las acereras. Su negocio está vinculado al de la fabricación de muchas cosas que necesitamos.

Todos entendemos que cuando se recupera la economía se utiliza más acero para producir mayor número coches y cuando se contrae se demanda menos cantidad. Si fuera sencillo seguir este barómetro del tiempo todos seríamos mochuelos de Delibes. Y aunque tuviéramos que dejar el campo para irnos a la ciudad habríamos aprendido todo lo necesario para derribar cualquier milano que se pusiera por delante.

La dificultad estriba en que la elección del momento de maduración de un valor cíclico no es nada sencilla y sólo podemos atisbar algunas reglas de supervivencia teórica que seguramente de poco valen en la práctica. Una de ellas es que la inversión en compañías cíclicas se debe consumar en momentos de pérdidas y las salidas en abultadas ganancias. Aunque lo que hacemos es perpetrar entradas y salidas porque son muy pocos los afortunados que saben decir cuál es el momento más oscuro de la noche que da paso al amanecer. Pero como siempre sale el sol nos queda el consuelo de que cuando el ciclo es bueno ofrece señales, pero no del todo nítidas.

Un buen ejemplo de ciclogénesis futbolística es la mejor Real Sociedad de todos los tiempos. Aquel equipo dirigido por Alberto Ormaetxea ganó dos ligas (81 y 82) y llegó a las semifinales de la Copa de Europa. Curiosamente su mejor año fue el anterior al primer título. El equipo había batido el récord de partidos invicto de la Liga hasta que llegó en la penúltima jornada al Sánchez Pizjuán con un punto de ventaja sobre el Real Madrid.

Comenzó marcando el Sevilla con gol de Daniel Bertoni, pero empató el equipo donostiarra. Juan Carlos y Blanco fueron expulsados por protestar el tanto y cuando todo parecía a favor de la Real para ganar la Liga, puesto que el empate le valía si ganaba la última jornada en casa, de nuevo el campeón del Mundo con Argentina marcó para el Sevilla. El gol de Bertoni, primado por el Madrid, dio el título a los blancos. Un año después, en el último minuto de la última jornada, Zamora marcó en El Molinón y llegó la primera liga 'txurdina'.

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