El complicado engranaje del mercado convierte al mundo en un complejo sistema perfectamente interconectado. Hasta tal punto que Japón puede ser uno de los causantes de la reducción de la prima de riesgo española, ¿demasiado complicado? En realidad no lo es tanto.
El punto de partida es la agresiva política monetaria de Japón, la primera flecha del Abenomics, lanzada en mayo y con la que el presidente del país, Shinzo Abe, pretendía acabar con la deflación endémica del país y debilitar el yen.
Después de elevar la base monetaria del país en un 73% en poco más de un año, los dos objetivos fundamentales parecen conseguidos: el IPC del país marcó en junio su nivel más elevado desde 1990 y el yen ha caído un 20% desde la entrada de Abe en el Gobierno. El Propio Haruhiko Kuroda, presidente del Banco de Japón (BoJ), reconoció la semana pasada que el objetivo de acabar con la deflación en el país va por el buen camino. Una vez que los deberes están casi hechos, la autoridad monetaria del país podría empezar a replantearse su política. La entidad podría acabar o, cuando menos, frenar sus inyecciones monetarias, ya que el país está a 44 billones de yenes (unos 433 millones de dólares) de alcanzar el objetivo de base monetaria de 270 billones de yenes.
¿Qué impacto tiene esta medida en Europa? Una decisión tan expansiva de la que sigue siendo la tercera economía mundial genera un impacto a nivel global. Japón aumentó su compra de bonos extranjeros hasta en 1,6 billones de yenes desde mayo (lanzamiento de la política monetaria ultraexpansiva) hasta el cierre del año. Una parte de esa lluvia de billetes llegó hasta Europa, y ahora podría retraerse, y volver a Japón. De hecho, desde el inicio del año, los nacionales japoneses han retirado posiciones en bonos extranjeros por valor de 400.000 millones de yenes. Uno de los países en los que más han vendido ha sido Alemania: su cartera de bonos cayó en mayo a mínimos de 12 meses, con ventas mensuales por valor de 10.300 millones de dólares, según los datos publicados por el Banco de Japón la semana pasada. Esta situación contribuye a empujar las rentabilidades del país al alza y a estrechar el diferencial con España.
¿Por qué vender Bunds ahora? Desde el punto de vista del inversor japonés, el diferencial de tipos de interés de la deuda soberana de los dos países se ha estrechado tanto que el título alemán apenas paga una prima extra sobre el nipón. De hecho, en los tramos más cortos de la curva -con vencimientos a tres años e inferiores- ya se han cruzado: los japoneses dan una rentabilidad mayor. Después de este rally de la deuda, el recorrido que le puede quedar a la baja es limitado, mientras que las posibilidades de que el interés se gire al alza (a la baja el precio) son elevadas.
A esta situación se une una segunda: la debilidad del euro y la fortaleza del yen. Si el Banco de Japón afirma que ya ha alcanzado su objetivo de política monetaria, el BCE está en el extremo opuesto: en el de activar más estímulos monetarios. Una política monetaria que podría llegar a ser divergente y que el mercado comienza a anticipar. Desde el inicio del año el yen se ha apreciado un 5% frente al euro, una situación que afecta directamente a los retornos que consiga un inversor japonés en Europa. De este modo, para dos países con un perfil similar: una sociedad con niveles de ahorro importantes y bajos tipos de interés para la deuda, estos argumentos podrían ser clave para cambiar el signo de su inversión. La salida de dinero de Alemania podría empujar la rentabilidad del bono al alza y recortar la prima de riesgo.
La prima de riesgo, que en junio marcó mínimos desde 2010, podría estrecharse también por la vía del título español. Las nuevas rondas de liquidez a la banca que activará el Banco Central Europeo en septiembre y diciembre, entre las que se repartirán hasta 400.000 millones de euros con los nuevos TLTRO, podrían acabar en deuda pública a través del carry trade. Los expertos creen que una buena parte de estos fondos irá a títulos del estado, en especial de países periféricos, que ofrecen más rentabilidad.