Los dos requisitos que deben concurrir para que opere la cosa juzgada en sentido positivo son la identidad subjetiva entre las partes de los dos procesos y la conexión existente entre los pronunciamientos. Y ello tiene lugar pese a que no exista una perfecta identidad entre los objetos de ambos procesos ya que dicha perfecta identidad se exige para la cosa juzgada en sentido negativo -que impide entrar a conocer por segunda vez lo ya juzgado- pero no para la cosa juzgada en sentido positivo, que no impide entrar a conocer el nuevo pleito sino que obliga a resolverlo en idéntico sentido al primero. Lo recoge esta sentencia del Supremo, con fecha de 26 de mayo de 2011.