Empleo y prácticas

"Más que una escuela de negocios es un centro de entrenamiento directivo"

Eduardo García Erquaga, Director de la Escuela de Negocios Caixanova. Foto: Archivo

En 20 años, poco más allá de la mayoría de edad, la Escuela de Negocios Caixanova com- pite en calidad formativa con entidades centenarias. Al timón en los últimos ocho ejercicios, Eduardo García Erquiaga, que no teme los cambios que trae Bolonia, y aporta aire fresco a un mundo, el de la formación de directivos, amenazado con caer en un excesivo academicismo. En su voluntad está promover la vocación empresarial "desde párvulos", y por ello su escuela ha sido pionera en realizar un concurso entre alumnos de bachillerato de Galicia y el norte de Portugal, sembrando la aspiración de crear una iniciativa empresarial en 2.600 participantes de en torno a los 16 años. Dignificando desde la base, siempre, las palabras empresa y empresario.

La Escuela de Negocios Caixanova nace en 1987. ¿Quien la ha visto y quien la ve?

Hace dos décadas, en capacitación de directivos había dos o tres oasis en España: en Madrid, Cataluña y País Vasco… el resto era un desierto. El objetivo de Caixanova al crear su escuela de negocios era situar a la comunidad gallega en el mapa de la competitividad. Esta apuesta nació en torno a un MBA y algunos seminarios y, 20 años después, hemos conseguido que cuando se piensa en formación directiva, se piense también en Galicia. La Escuela de Negocios Caixanova se ha situado, en determinados rankings de MBA, entre las diez mejores de España. Nos llena de satisfacción que, con sólo 20 años, nos situemos en el top, un puesto por delante o por detrás de instituciones como Deusto, que tiene ciento y pico de años.

¿Cuántos directivos han pasado por sus aulas?

Pues 35.000 directivos por las sedes de Vigo, A Coruña, Ourense, Pontevedra, y la de Oporto, donde en octubre estrenaremos nuevo centro en la mejor zona de la ciudad.

¿Y a cuántos profesionales se forma cada ejercicio?

Hoy se imparten 18.000 horas de formación al año a 3.500 personas en la Escuela de Negocios, a los que se suman 500 más en la Escuela para las Administraciones Públicas de Caixanova, donde formamos a directivos de la Xunta. Tenemos una carrera universitaria, la niña de nuestros ojos, de la que salen 40 licenciados al año; junto a una docena de másteres especializados en funciones y sectores, hay dos versiones de MBA: para jóvenes recién titulados, y el Executive MBA, para gestores con experiencia. Por todos ellos pasan 600 personas al año. El resto de alumnos viene de los múltiples programas para directivos de corta y larga duración.

¿Cuál es vuestro ejército para impartir tanta materia?

Nuestro objetivo es ser una escuela muy pegada al terreno, que conoce las últimas tendencias porque está muy bien conectada a nivel internacional, con un claustro muy práctico y realista, donde las clases son la consecuencia: en estas 18.000 horas impartidas trasladamos el conocimiento que vamos adquiriendo. Contamos con 350 profesionales, entre ellos 20 profesores en plantilla, en exclusiva para nosotros. A ellos se suma una red de firmas de consultoría y servicios profesionales con otros 50 efectivos. El resto llega por acuerdos de colaboración, que nos permiten traer para cada tema al mejor profesional.

¿Con qué otras escuelas y universidades mantenéis acuerdos?

Los acuerdos internacionales responden al valor diferencial de nuestro proyecto. Por ejemplo, en esta casa se hizo el plan estratégico de Rías Baixas, hoja de ruta para mejorar su competitividad. En su momento creamos un programa de dirección de empresas del vino, y para darle un punto de vista global, nos aliamos con la Bordeaux Business School, una de las tres del mundo con un máster específico en vino. Buscamos lo mejor en cada área, las últimas tendencias de management a nivel mundial. Nuestros programas Executive MBA incorporan una estancia obligatoria en Georgetown University; hay otros acuerdos en EEUU con Berkeley y con Millersville; en Reino Unido, con Cardiff University; y en los países del Este, con la Academia Económica de Poznan, en Polonia. Y el número de acuerdos internacionales crecerá en el futuro.

¿Y qué profesional debe salir hoy de las aulas?

El directivo actual debe conocer la teoría, pero sobre todo estar en condiciones de aplicarla. Más que una escuela de negocios, nos consideramos un centro de entrenamiento directivo, a base de proyectos reales, de simulación empresarial, de formación fuera del aula. Porque uno de los riesgos que corren las escuelas de negocios, muchas demasiado orientadas a los rankings, es que se están academizando en exceso, perdiendo el contacto con la realidad. Buena parte del sector está primando criterios universitarios, olvidando necesidades de las empresas, y nosotros no iremos por ahí.

¿Les preocupan los cambios que trae el Proceso de Bolonia?

Nos preocupa, aunque tenemos una ventaja, pues como centro privado que imparte una carrera internacional, ya trabajamos con el enfoque de Bolonia desde 1994: intercambio internacional de estudiantes, mecanismo de trabajo orientado a la calidad del proceso académico-formativo, o trabajo del alumno más allá del aula. En este sentido, bienvenida Bolonia. Desde otro punto de vista, el proceso oficializa el postgrado, y uno de los aspectos clave será ofrecer productos que respondan a los requerimientos de la legislación desarrollada en España para este nuevo marco, pero sin olvidar que un máster busca la integración profesional y el desarrollo empresarial de sus alumnos.

¿Qué lazos hay entre la Escuela y sus antiguos alumnos?

El vínculo creado con los alumnos va más allá de la escuela, y nos enriquece a ambos. La Asociación de Antiguos Alumnos tiene hoy 2.500 socios, y para ellos desarrollamos actividades de todo tipo. Cuentan además con una revista y un portal directivos on-line.

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