Empleo y prácticas

¿Qué tienen en común? Jóvenes, universitarios y solidadarios

Cien millones de voluntarios europeos. Cien millones de jóvenes entre 18 y 30 años, en su mayoría estudiantes de enseñanza superior, que recorren países como Austria, Francia, Chipre, Rumanía, Bulgaria, Islandia, Egipto, Marruecos o Palestina, entre otros, para realizar actividades de voluntariado.

2011 es el Año del Voluntariado Europeo, donde por medio de diversos programas en colaboración con varias ONG del mundo, los jóvenes pueden llevar a cabo una experiencia de aprendizaje en el ámbito de la educación no formal, en la que mejoran y adquieren competencias para su desarrollo personal, educativo y profesional, así como para su integración social.

La vicepresidenta del Centro Europeo del Voluntariado, Susana Szabo, defendió en el XIII Congreso Estatal del Voluntariado celebrado a principios de este año que "el movimiento solidario debe comenzar a verse no como una acción caritativa, sino como una actividad cívica y ciudadana". En su opinión, "el objetivo es que se cree una dinámica en que los ciudadanos y voluntarios puedan contribuir a cambiar la política de los estados". "Todos los voluntarios tienen diferentes sensibilidades pero tienen algo en común: la preocupación por las personas", explica Fernando del Rosario, vicepresidente de Cruz Roja Española.

Son millones los jóvenes europeos que cada año ponen en marcha iniciativas voluntarias, sobre todo durante las vacaciones de verano. Univesitarios en su mayoría, varones de entre 18 y 30 años que dedican sus meses de descanso a realizar labores en países del Tercer Mundo.

Un ejemplo es Daniel Torres, estudiante de Marketing y Dirección Comercial en la Universidad Europea de Madrid (UEM) que con 24 años asistirá este verano al microproyecto de AIPC Pandora en Uganda donde trabajará con jóvenes de la guerra a través de la comunicación audiovisual.

"Esta experiencia es un gran reto a nivel personal; es enfrentarse a uno mismo. Poner en práctica competencias como la capacidad de adaptación, responsabilidad, trabajo en equipo, habilidad de improvisación ante lo inesperado, de gestionar los escasos recursos con los que contemos, reaccionar ante situaciones totalmente desconocidas para nosotros, y sobre todo de sobrevivir tanto física como mentalmente también y seguir siempre hacia adelante sin abandonar nunca la lucha por nuestro objetivo".

La Universidad Europea de Madrid ofrece este año varios programas de voluntariado para sus universitarios por medio de AIPC-Pandora. Un centro sanitario en Perú y un proyecto de la Cruz Roja en Tanzania para albinos; un proyecto en Uganda para trabajar con los jóvenes de la guerra, a través de la comunicación audiovisual y en Sudáfrica, con un proyecto educativo a través de deporte, son sólo algunos de los más destacados.

ENRIQUECER EL CV

Según explica Caroline Jérôme, responsable de la Oficina de Responsabilidad Social de la UEM, "esta primera experiencia en sus vidas universitarias les abre la mente, enriquece sus CV, demostrando inquietudes y deseo de superación, y sobre todo les crea un vínculo con los países empobrecidos". "Esas experiencias pueden llegar a ser claves en su camino para convertirse en ciudadanos y profesionales responsables frente al mundo que les rodea", asegura la coordinadora del departamento.

Natalia Liquiñano es estudiante de 3º de Grado en Comunicación Audiovisual y Multimedia en la UEM y también se trasladará a Uganda, donde espera poner en marcha lo aprendido en la carrera. "Podré intervenir activamente en un punto donde existe una necesidad tecnológica y docente y además conoceré y estudiaré los impactos de la brecha digital en un país no desarrollado".

Vanessa Massimini, periodista, lleva varios años realizando voluntariado. El pasado verano estuvo en Senegal con la Fundación Xaley y a pesar de que el proyecto principal era un campamento sobre derechos de los niños para niños talibés, "me valí de mis conocimientos periodísticos para hacer un periódico interno del campamento junto a otros compañeros. Me di cuenta de que era mucho más lo que yo tenía que aprender de ellos que lo que ellos podían aprender de mí", apunta Massimini.

"La posibilidad de reunir y sacar a la luz los conocimientos aprendidos durante todos estos años en la carrera fue fantástica. Fue uno de mis primeros retos como arquitecto y sin duda alguna, uno de los más importantes que he podido realizar", explica orgulloso David Ignacio García, arquitecto por la universidad madrileña, quien trabajó en el microproyecto de AIPC-Pandora rehabilitando pueblos del valle de Ait-Bouilli en Marruecos.

"El voluntariado no se puede realizar sino es de forma altruista. No se puede ejercer de voluntario si no es con tu dinero, dinero que te haya supuesto un esfuerzo conseguirlo", completa Alejandra Vergara, estudiante de Periodismo en la UEM y que durante meses estuvo compatibilizando sus estudios universitarios con trabajo para poder ahorrar y marcharse a Uganda.

Y es que al fin y al cabo estos jóvenes son el futuro de mañana. Universitarios comprometidos con la sociedad en la que viven que buscan el intercambio cultural con países del Tercer Mundo. Un encuentro que facilita el entendimiento y la comunicación. "Es una manera de ampliar horizontes y romper esquemas. Creo que este es el primer paso para generar un verdadero cambio, que para que sea duradero debe empezar por nosotros", concluye Massimini.

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