Empleo y prácticas

"Cuando la gente dejó de hablar del 'e-learning' es cuando empezó a crecer"

Por inmadurez del sistema, porque no era el momento, por errar en el enfoque? Los entendidos -y las cifras- aseguran que el e- learning , la teleformación, protagonizó al poco de nacer tantos escenarios que rápidamente se convirtió en un bluff. Mariano Baratech, presidente de Élogos, prefiere decir que el crecimiento "fue más lento de lo que cabía esperar". Y él supo tener paciencia, además de cintura. Actualmente preside la compañía líder en el sector, con una facturación que supera los 50 millones de euros, da trabajo a más de 300 personas y cuenta con varias sedes en España y Latinoamérica.

P. Preguntarle por el 'bluff'del 'e- learning ' al presidente de una empresa que factura más de 50 millones de euros... ¿Cuál es el secreto de Élogos?

R. Élogos es una consultora de formación, fundamentalmente a través de Internet. Hacemos programas mixtos -formación presencial y teleformación-, sobre todo en las grandes compañías, mientras que el resto de nuestros programas van dirigidos a agentes sociales y la administración pública a través de Internet. El sector del e- learning tuvo un crecimiento más lento del que se podía esperar a principios de los años 2000, y empezó a crecer muy rápido a partir de 2006. Cuando la gente dejó de hablar del e- learning fue cuando empezó a crecer.

P. Quizá muchos se asustaron entonces. ¿Qué cifras de crecimiento prevén a corto y medio plazo?

R. Se empezó a hablar cuando tecnológicamente era posible, pero una cosa es la tecnología y otra el uso. En 1998 había plataformas de software para el e- learning , se podía hacer un curso por Internet, pero sólo suponía un 1 por ciento. En 2004, después de hablar muchísimo sobre el tema, seguíamos en el 3-4 por ciento. Ahora está en el 25-30 por ciento, tanto en empresas como en la administración, que es al ritmo al que vamos creciendo, tal y como ocurre en EEUU. A partir de ahí cabe teorizar sobre qué porcentaje de la formación será presencial y cuál no. Sabemos que la formación no presencial pasará el 50 por ciento, pero no cuándo. Aún hay margen para crecer un 10-15 por ciento más.

P. ¿A quién dirigen su labor formativa y qué les demandan?

R. Trabajamos con gente de empresas, pero los fondos vienen bien de las empresas bien de los convenios de formación a través de los agentes sociales, es decir, cotizaciones de las empresas que llegan a unos organismos que a su vez las pasan a organizaciones sindicales que forman a los trabajadores. Es así como se llega a las pymes, unos 3 millones de trabajadores. En cuanto a la formación, hay varias áreas: un 30 por ciento la conforma la formación en productos, servicios y procesos de las compañías y en habilidades directivas. La formación de redes de ventas supondría un 20 por ciento, un 10 idiomas y el otro 10 riesgos laborales, las normativas de obligado cumplimiento. Los porcentajes varían según la empresa, en las americanas, por ejemplo, invierten el 50 por ciento en formación en sus procesos, debido a la gran burocracia que tienen.

P. ¿Y eso le parece operativo?

R. La formación se obtiene bien por desarrollo profesional bien por desempeño, la primera te vale para toda tu carrera profesional y la segunda sólo para desempeñar un puesto. Lo ideal es una mezcla de las dos.

P. ¿Y la empresa española logra este equilibrio?

R. La pyme forma más al desempeño en el puesto ("le formo y se me va") y la grande trabaja más en las dos direcciones. Ven en ese camino una manera de fidelizar a sus trabajadores, de sacar talento y de que los cuadros vayan de abajo a arriba. Es el ejemplo de las grandes firmas auditoras, que sólo fichan juniors y hacen carrera profesional en la propia compañía.

P. Pero ese modelo de desarrollar toda la carrera profesional en una misma empresa, ¿no ha quedado obsoleto en nuestro mercado laboral?

R. Es un modelo meritocrático, aunque es cierto que las cifras de volatilidad del personal rondan el 20 por ciento. Nosotros apostamos por un modelo mixto, entra gente junior, pero también fichamos de niveles medios, y tenemos poca rotación. Es un modelo nuevo de negocio que estamos inventando. Al ser líderes del sector no podemos fichar porque no hay nadie que haga nada ni parecido, así que lo que nos interesa es que la gente no rote, que se quede dentro y mame la cultura de la empresa, que es diferente de las grandes firmas. Para nosotros lo importante es la persona, no tenemos una cultura orientada a procesos ni resultados.

P. ¿Por qué la inversión en formación suele ser lo primero que se sacrifica, a cualquier nivel?

R. Porque es una inversión a largo plazo y se buscan resultados a corto. Invertir en formación es una de las inversiones menos gratificantes a corto plazo y más a largo. Una vez que una empresa sanea los presupuestos, si quiere tener resultados a largo plazo tiene que invertir en formación.

P. Al contrario de lo que están haciendo muchos particulares, que están volviendo a las aulas...

R. Sí, se está viendo en el nivel de los jóvenes de forma espectacular. Generaciones enteras de varones que se fueron a la construcción y que se encuentran ahora sin trabajo, vuelven a la FP, a estudiar.

P. ¿Y está preparado nuestro sistema actual para absorber esa demanda?

R. Empieza a haber una escasez de centros formativos, porque el sistema no está preparado. Y además pasa lo mismo con los universitarios, que entraron en un mercado de trabajo y ahora, titulados y con 30 años, han vuelto a salir, y se dedican a estudiar idiomas, un postgrado...

P. Pero, ¿no es ése precisamente uno de nuestros males, la acumulación de títulos?

R. El problema es la adecuación del mercado formativo español, que es muy extraño: tenemos un 30 por ciento de formación universitaria, un 30 por ciento de formación media y otro 40 por ciento de formación básica. En Europa es 20-60-20. En España no hay formación media, no hay especialistas, técnicos, profesiones con cierta cualificación, falta esa capa, y no hay trabajo para tanto titulado superior.

P. En este sentido, ¿le parece que Bolonia puede ser una buena solución?

R. En teoría el modelo es más escalable, otra cosa es como se aplique. La universidad tiene que formarte para que, si te cansas o dejas de estudiar, tengas algo. Nuestro modelo universitario estaba pensado para formar a la élite, pero élite cuando estudiaba un 10 por cineto de la población, no un 30.

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