Política

Luigi di Maio, así es el ganador de las elecciones en Italia y el líder de M5S

  • El rostro moderado del Movimiento 5 Estrellas emerge en la política italiana
  • Respeta las instituciones y rechaza la definición peyorativa de populista
Foto: Reuters.

El ascenso del joven Luigi Di Maio, de 31 años, en el Movimiento 5 Estrellas ha sido fulgurante. Es el rostro joven y moderado del M5E. Ha llevado a su formación a la victoria en las generales italianas haciendo olvidar al fundador, el histriónico Beppe Grillo. El cómico, que sigue manejando los hilos del partido desde la sombra, había hecho campaña electoral solo desde su blog. Aunque se temía que con ello pudiera desaparecer el efecto magnetizador de votos ante la falta de una figura carismática no ha sido así.

Su padre fue un empresario de la construcción afiliado al derechista Movimiento Social Italiano -compuesto por herederos del fascismo- y, más tarde, Alianza Nacional. Su madre, profesora de latín y griego. Inició su carrera política en Nápoles, donde sufrió en 2010 su primera derrota, hasta llegar tres años después al Parlamento. Allí fue elegido vicepresidente de la Cámara de Diputados, el más joven de la historia italiana, con 26 años.

El "grillino con traje y corbata" fue elegido en septiembre candidato del partido a primer ministro en un voto abierto en Internet. Es el método elegido por el movimiento. Si bien hubo controversia en las primarias realizadas online, en las que no tuvo rivales, el joven napolitano se transformó con posterioridad en líder indiscutible del movimiento antisistema.

Tanto sus amigos como sus enemigos le llaman Gigino; los últimos, para ridiculizar su juventud. En efecto, su falta de estudios y escasa experiencia profesional, que se limita a haber sido administrador de un sitio web, son algunas de sus debilidades. No obstante, siempre tiene una respuesta para sus críticos: "Es un honor y me da risa cuando oigo decir de quien ha destruido este país que no tengo experiencia". En cuanto a su juventud, como él mismo afirma, "el presidente francés tiene 40 años, el canciller austríaco, los mismos que yo, 31. Llegó la hora de los jóvenes".

Con él, el partido ha querido salir del ámbito revolucionario de la antipolítica para convertirse en una fuerza más moderada. Y todo indica que lo ha conseguido. Su, al menos aparente, respeto a las instituciones y su discurso serio, sin levantar la voz, en todas las batallas conducidas por el M5E, ha acabado convenciendo a los electores grillinos, como se conoce a sus votantes. Es muy consciente de la importancia de los gestos. Su foto besando la reliquia de San Genaro, patrón de Nápoles, le hizo ganar puntos también entre los católicos. Otro dato que muestra la importancia que concede a las formas: aparece siempre vestido de manera impecable y con modales elegantes.

Para consolidar su imagen de moderado, ha realizado varios viajes al exterior. Con su visita a Londres para encontrarse con empresarios e inversores logró llevar tranquilidad y ganarse la confianza de los sectores económicos. Se ha reunido asimismo con estudiantes estadounidenses de Harvard.

Sin embargo, medios como el semanario católico Famiglia Cristiana denuncian su cambiante posicionamiento en cuanto al fenómeno de la migración africana. "En temas de ética y de inmigración el candidato a primer ministro del M5E es como un surfista: sigue la ola del momento".

En cualquier caso, ha suavizado las posiciones del movimiento con respecto a una eventual salida de la UE, y no descarta aliarse con otros partidos, con lo que rompe una de las más severas reglas del M5E.

Es decir, el estilo es completamente distinto al de su mentor, Grillo, famoso por sus vulgaridades y zafiedad. Su fuerza radica en estas características diferenciadoras de su apariencia y su forma de comunicar. Di Maio ha conquistado la simpatía de un nutrido grupo de electores hartos de los privilegios de una casta política que perciben como corrompida e ineficiente.

En una campaña muy dura y virulenta se mantuvo cauto y precavido. Más que eso, firme e imperturbable. La promesa de honestidad del M5E se veía comprometida al descubrirse que varios de sus parlamentarios no devolvieron la parte de su sueldo que habían prometido y otros eran acusados de pertenecer a la masonería. Di Maio supo neutralizar impasible estos efectos negativos con contundentes mensajes a la prensa y vídeos en las redes sociales. Siempre dotado de una calma muy notable, rechaza por peyorativa la definición de populista atribuida al M5E.

El periodista Jacopo Iacoboni le retrata como una "criatura creada por la firma de marketing Casaleggio Associati", la consultora que administra la web y las actividades del M5E. Sostiene que "es un moderado que tranquiliza a las madres".

Aunque no tiene mayoría para gobernar, Di Maio defiende su derecho a hacerlo invocando el respaldo de los 11 millones de votos obtenidos. En sus palabras hay siempre un tufillo populista: "Hoy para nosotros comienza la tercera república, la de los ciudadanos italianos". Pero lo adereza sabiamente con su mencionado respeto a las instituciones: "El presidente de la República, Sergio Mattarella, sabrá dirigir esta fase con autoridad y sensibilidad, como siempre ha hecho".

Está por ver si el joven líder logra transformarse en algo más que un títere de Grillo, que carece de aptitudes para dirigir la tercera economía de la zona euro.

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