Política

España y Marruecos se unen para frenar la radicalización yihadista

  • Madrid y Rabat elevarán la vigilancia en Ceuta, Melilla y el Atlántico
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, reunido con su homólogo marroquí. Foto: EFE

El ministro Juan Ignacio Zoido se ha encontrado en Rabat con su homólogo marroquí, Abdelouafi Laftit, en la tercera visita del titular de Interior a Marruecos desde su toma de posesión.

El español señaló que la colaboración antiterrorista entre España y Marruecos da buenos resultados y mencionó las 12 operaciones conjuntas llevadas a cabo en 2017, la última en mayo, en la que fueron detenidos tres yihadistas, dos en Barcelona y Salou y uno en Tánger.

El marroquí destacó por su parte la eficacia de los centros de cooperación bilaterales a nivel Tánger, Mediterráneo y Algeciras, así como el trabajo de los oficiales de enlace, patrullas marítimas y el equipo de lucha contra el narcotráfico.

Es cierto que en nuestro entorno existen pocos ejemplos de colaboración comparable a la mantenida entre dos socios como son España y Marruecos. Sin embargo, la amenaza terrorista es un fenómeno complejo y en constante evolución. Lo ocurrido en Cataluña ha demostrado que la cooperación es mejorable y perfectible, y que el diálogo persistente y fluido debe convertirse en un contacto permanente.

En el encuentro se intercambió información "al más alto nivel" sobre la investigación de los atentados de Cataluña. Tanto Zoido como Laftit coinciden en que la prevención y la lucha contra la radicalización violenta son los pilares en los que se debe basar la política antiterrorista. Un aspecto fundamental es conocer la existencia de individuos "susceptibles de incitar a la radicalización". Para contrarrestar la amenaza, se comenzará por las raíces donde se gesta la ideología terrorista, lo que quiere decir: la lucha firme contra la radicalización.

Con el objetivo de controlar la radicalización, Rabat pretende formar imanes en el islam malikí predominante en Marruecos, en sí mismo un país pacífico. La intención es expandirlo en contraposición al wahabismo y el salafismo, más rigoristas, y a menudo más relacionados con el yihadismo, mientras que la corriente malikí se caracteriza por su moderación y flexibilidad.Hay en España 1,9 millones de musulmanes, más de la mitad de ellos de origen alauí y la inmensa mayoría sin ninguna conexión terrorista. Pero ya en 2015, el historiador y conocedor de movimientos yihadistas, Jean-Pierre Filliu, recordaba el hecho de que "los dos principales focos de propaganda, incluso de reclutamiento, son por un lado Cataluña y, por el otro, los enclaves españoles en Marruecos.

Para este experto, España siempre ha sido una suerte de "eslabón" de los atentados cometidos en Europa en los últimos años y una de las retaguardias de los yihadistas del Estado Islámico. En junio, la CIA señaló la posibilidad de que Barcelona podría ser objeto de un atentado, pero no es sólo un "foco" del yihadismo español sino una especie de base donde las redes de combatientes yihadistas se reorganizan.

Con solo 150 combatientes españoles alistados en las filas del EI en Siria o Irak, España es uno de los países europeos que presenta uno de los perfiles más bajos de adherentes al grupo radical. Según un informe presentado en diciembre por Gilles de Kerchove, el coordinador europeo de la lucha contra el terrorismo, habría alrededor de 2500 combatientes europeos en el seno del EI. De ellos de un 15 a 20 por ciento murió en los combates, entre 30 y 35 por ciento regresó a sus países de origen y la mitad continúa en las zonas del EI.

Las claves de seguridad

Así, con más de 700 personas arrestadas desde los mortíferos atentados de 2004 y otras tantas expulsadas, los servicios de inteligencia españoles eran citados como ejemplo. Aunque el problema español radica en los enclaves de Ceuta y Melilla y en el alto porcentaje de marroquíes que pelean en Siria e Irak junto al EI (unos 1500). La explosión accidental de una casa en Alcanar, sin duda, evitó un drama humano mayor, pero evidenció el arraigo y la preparación anticipada de los terroristas. Once de los doce terroristas de la célula catalana eran marroquíes.

La seguridad se refiere de manera muy especial al terrorismo, aunque incluye la lucha contra el crimen organizado y la trata de personas. Al mismo tiempo, supone más seguimiento y vigilancia de las actividades transfronterizas.

Para ello Madrid y Rabat mantendrán el control de los flujos migratorios en las rutas de la fachada atlántica y del Estrecho de Gibraltar así como de los perímetros de Ceuta y Melilla. Es una respuesta al incremento de las llegadas con pateras a las costas españolas en este verano, con cifras de llegadas que triplican las de 2016 y "picos" de hasta 600 personas en un solo día.

Es la razón por la que Zoido se abstuvo de la menor crítica a Marruecos, Un país según el ministro que "también padece el flujo migratorio", por lo que transmitió a Laftit "todo nuestro apoyo y comprensión".

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