Política

Sánchez apela a Cs y Podemos para derogar una a una las leyes del PP

  • Confeccionó un equipo a medida en un Congreso que reabrió heridas
  • La ejecutiva sanchista recibe un 30% de voto de castigo, el doble que en 2014
Pedro Sánchez en el 39 Congreso del PSOE. Foto: Reuters

No sonó el himno del PSOE, sino Sweet Child O'Mine, de los Guns N' Roses. Para terminar, La Internacional, esta vez sin puño en alto del líder. La Clausura del 39 Congreso del PSOE fue un baño de masas ante más de 8.000 militantes, entre los que no estaba ni Susana Díaz ni la mayoría de barones socialistas y en el que el gran protagonista, Pedro Sánchez, anunció la creación desde ya mismo de un "espacio de coordinación parlamentaria" con otros partidos para derogar ley a ley las políticas del PP y acabar con la "etapa negra del Gobierno del PP". Rajoy le responde llamando a la moderación contra "el extremismo y el griterío".

Y con esos "otros partidos" se refiere a Podemos y a Ciudadanos, a los que apeló sin nombrarlos -"hoy el cambio depende fundamentalmente de tres"- y también advirtió: "Si continúan los vetos, pediremos a los españoles que con su voto hagan que el cambio dependa de uno", perfilando el que apunta ser uno de los mantras de su proyecto, reivindicarse como la única alternativa al PP que puede sumar voto útil y cargando en la espalda de Albert Rivera y Pablo Iglesias la responsabilidad si no se alcanza el pacto a tres.

Y ganado terreno, además, por la izquierda, sabedor de que su principal espacio para recuperar votos perdidos es a costa de Podemos. Así, Sánchez se proclamó el candidato del 15M y llamó a quienes apoyaron ese movimiento: "Su demanda de regeneración aún insatisfecha, pronto será una realidad", les dijo.

El secretario general del PSOE quiso también marcar distancias con Podemos reiterando su defensa del Estado y de la soberanía única del pueblo español, aunque sin renunciar a la plurinacionalidad en pos del catalanismo. "Somos aliados del Estado y por eso lucharemos contra este Gobierno", dijo al respecto de lo primero.

En la cuestión catalana, rechazó el referéndum planteado por la Generalitat y volvió a reivindicar una postura intermedia "entre el neocentralismo y el independentismo" para dar respuesta a la necesaria convivencia entre sensibilidades distintas.

Contestación interna

Poco pareció importarle a Sánchez que su Ejecutiva saliese adelante con menos apoyos de los habituales, un resultado que refleja que, pese a la contundencia de su victoria, el que quería ser el Congreso de la integración ha evidenciado que las viejas heridas siguen abiertas.

La Ejecutiva de Sánchez, sin ningún afín a Susana Díaz, sin barones y con Patxi López como única pieza integradora, fue respaldadapor un 70,5% de los militantes, lo que deja un 30% de voto de castigo, el doble que hace tres años, cuando la Ejecutiva de Sánchez, diseñada entonces en coordinacion con los territorios, recibió el respaldo del 86,2 por ciento de los delegados. Es esta ocasión, tras meses de disputas internas y una jornada previa cargada de tensión soterrada ante una Ejecutiva que muchos tachan de ?revanchista?, el equipo propuesto por Sánchez obtuvo el menor porcentaje de apoyo en muchos años: diez puntos menos de Alfredo Pérez Rubalcaba, que sacó un 80% en 2012 y por debajo del apoyo que obtuvieron Joaquín Almunia en 1997 (73%) y José Luis Rodríguez Zapatero en sus tres congresos (90,2% en el de 2000; 96,1% en 2004 y el 98,92% en el de 2008).

Aunque es una votación secreta, buena parte de ese voto en blanco a modo de protesta se atribuye a la delegación andaluza, la más numerosa, que no acudió al acto de clausura en el pabellón 3 de Ifema. Tampoco estuvo el que ha sido presidente de la Gestora, Javier Fernández. Ausencias poco sorprendentes a tenor de la composición de la Ejecutiva de Sánchez, que se quita de encima a los barones y no incluye a ningún susanista en el equipo, algo que desde el sector crítico tachan abiertamente de "sectarismo".

Los díscolos presentes

Los únicos cuatro barones críticos presentes fueron el extremeño Guillermo Fernández Vara -el único integrado en la nueva estructura como presidente del Consejo Territorial del PSOE, el órgano que congrega a todos los barones- el aragones Javier Lambán, el castellano-manchego, Emiliano García-Page y el valenciano, Ximo Puig, que aguantó estoicamente en pruimera fila el discurso de Sánchez. Antes, ante los periodistas, Puig visiblemente molesto, expresó su enfado por lo que considera una maniobra desde Ferraz para intentar desestabilizar su liderazgo en la Secretaría General del PSPV. El presidente valenciano advirtió que "alguien tendrá que explicar si se quiere debilitar mi liderazgo".

La primera jornada del Congreso Federal estuvo, de hecho, marcada por las maniobras sanchistas para impulsar al alcalde de Burjassot, Rafa García, que presentará hoy la candidatura para disputar a Puig el PSPV. Así, donde se esperaba paz habrá guerra, ya que el movimiento abre la disputa por el control territorial del partido, único terreno donde Sánchez no tiene el control. Como gesto nada casual desde Ferraz, Rafa García estuvo en la mesa del Congreso, el órgano encargado de dirigir todas las sesiones de trabajo del sábado.

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