Política

La victoria de Sánchez en el PSOE aviva el temor a una legislatura corta

  • El exdiputado obtiene una victoria contundente con más del 50%
  • El Gobierno precisa del voto socialista para las reformas de calado
Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, en su último encuentro. Foto: EFE

Pedro Sánchez recuperó anoche el mando del PSOE. Cuando se cumplían 253 días del convulso Comité del 1 de octubre que acabó con la dimisión del entonces líder socialista, el ex diputado madrileño volvió a hacerse ayer con la Secretaría General del Partido Socialista. Y lo hizo, además, por una diferencia superior que en la recogida de avales, lo que augura un panorama complejo en una formación partida en dos y con el líder enfrentado a la mayoría de barones territoriales, afines a la gran perdedora de la noche, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.

Con el 99,23% escrutado, Pedro Sánchez arrasaba en la mayoría de los territorios y se hacía con el 50,21% de los votos, hasta un total de 74.223 votos, una cifra muy superior a los 53.692 avales obtenidos. Susana Díaz se tuvo que conformar con un 40% de las papeletas de los militantes, hasta un total de 59.041, alrededor de 1.100 menos que avales, que sumaron 60.231. Patxi López recibió 14.571 votos, el 9,85% de las papeletas.

El ex diputado consigue un resultado histórico al imponerse a la líder de la federación andaluza, la más poderosa del PSOE, que le ha dado allí su apoyo mayoritario a Díaz, aunque Sánchez ha logrado un respaldo del 30%. De hecho, la presidenta de la Junta obtuvo 2.000 votos menos que avales en su feudo, un dato muy significativo en clave interna. También ha conseguido derrotar a los principales barones que estaban al lado de Díaz, con una victoria clara en todas las comunidades autónomas a excepción de la citada Andalucía y de Euskadi, donde la victoria fue para el candidato Patxi López.

A ello se suma un Grupo Parlamentario Socialista con más afines a la andaluza que a Sánchez, y con un portavoz, Antonio Hernando, que anoche no esperó siquiera al escrutinio final para presentar su dimisión.

Todo ello conforma una receta de difícil digestión en los próximos meses y complica la gobernabilidad del Gobierno de Mariano Rajoy, en minoría parlamentaría, y que afronta el riesgo de bloqueo político con un líder de la oposición que se ha apostado el todo o nada de su carrera política con el no a Rajoy como leit motiv de su discurso.

Echando la vista atrás ocho meses en el calendario, recordamos a un Pedro Sánchez enrocado en seguir adelante en su intento por llegar a Moncloa o ir a terceras elecciones frente a los barones más poderosos del PSOE, que comenzaron a plantearse la abstención.

Un equilibrio de poder que se decantó a favor de los dirigentes territoriales y un Comité Federal decidió de forma mayoritaria facilitar un Gobierno de Rajoy. Después de eso, Sánchez renunció a su escaño. Ese mismo día anunció su intención de reconquistar el liderazgo del partido, un anuncio que se oficializaría meses después. Desde entonces, estuvo convencido de su regreso.

Ya en los últimos días de campaña, fuentes cercanas a Sánchez adelantaban una victoria por más del 50%. Al mismo tiempo, el candidato viraba su discurso y especulaba con la posibilidad de presentar una moción de censura contra el presidente del Gobierno.

Eso sí, siempre y cuando el órdago estuviera encabezado por el PSOE y contasen con el respaldo mayoritario suficiente para ganar. En su discurso anoche ante unos 200 militantes, Sánchez habló de una "oposición útil" pero al mismo tiempo cargó duramente contra la corrupción y las políticas del Ejecutivo popular. "Vamos a hacer lo indecible para acabar con la corrupción del PP", proclamó Sánchez tras su victoria.

Bloqueo parlamentario

La previsible oposición del PSOE a cualquier iniciativa del Gobierno implica el bloqueo de cualquier reforma de calado, que precisaría de los votos socialistas.

En esa línea han ido los últimos análisis de los expertos y de las casas de analistas, que advertían incluso del riesgo de elecciones en 2018, una vez superado el margen que le dan a Rajoy los Presupuestos de este año, y que previsiblemente sacará adelante gracias al apoyo de Ciudadanos, PNV y los dos partidos canarios.

La victoria de Sánchez inquieta a los mercados, que podrían reaccionar aumentando la prima de riesgo de España, y despierta cierto recelo en Bruselas, donde no quieren amagos de laxitud con las reformas ni retrasos con el objetivo de déficit.

De la tensión... a la tensión

La tarde transcurrió tensa en Ferraz hasta que se empezaron a conocer los datos del escrutinio. Pasadas las 21 horas, Díaz telefoneaba a Sánchez, que se encontraba a apenas unos metros distancia en la tercera planta de Ferraz, para reconocer su derrota.

A partir de esa hora, simpatizantes de Sánchez se fueron congregando a las puertas de la sede federal del partido para corear gritos de "Pedro, presidente!" y cantar La Internacional. Pasadas las 21:30 horas y cuando ya era clara la victoria de Sánchez, era un centenar de personas la que se había dado cita a la entrada de la sede socialista.

Alrededor de una hora después, comparecía el secretario general de Organización de la Gestora socialista, Mario Jiménez, para proclamar ganador a Sánchez. A continuación, López y Díaz. El primero, se ponía a disposición del ganador de las primarias y ponía en alza el valor democrático del partido. "Ya ha acabado el proceso interno y ahora nos esperan ahí fuera para hacer un PSOE fuerte". La presidenta andaluza, muy seria y arropada por todo su equipo, se postuló "a disposición de lo que el PSOE necesite de nosotros", hablando en todo momento en plural y sin citar el nombre de Pedro Sánchez.

El ganador de la noche, con euforia contenida, cerró la noche con una frase premonitoria. "Hoy no acaba nada, hoy empieza todo".

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