
Dicen que este es el CIS de los techos. Del tope máximo al que puede bajar un partido político en intención de voto. En este Barómetro, el primero de 2017, el Partido Popular ha caído algo más de un punto con respecto al último sondeo. Se atribuye a la gestión del Yak-42 y al informe no vinculante del Consejo de Estado el vano desvanecimiento que previsiblemente podrían tener los populares en las urnas. Ni las cartas de Bárcenas en los rotativos ni los revelaciones de Correa a la justicia han desplazado una micra la pétrea columna salomónica en el Vaticano de Rajoy, imperturbable a cualquier amenaza.
Podemos, por su parte, se mantiene. Ni mengua ni crece a pesar de la lucha encarnizada entre dos líderes (Pablo Iglesias versus Íñigo Errejón) y dos proyectos distintos. Que se propinen directas a la mandíbula, o que Iglesias confine a su secretario Político al Ayuntamiento de Madrid para levantar de su silla a Manuela Carmena, no perturba en nada esa posición privilegiada de la que goza la formación morada, protagonista del cursi sorpasso español, y de momento, con una firme parroquia de incondicionales.
Según el CIS, Ciudadanos se coloca en una horquilla que mínimamente bascula entre el 12 y el 13%. Los de Rivera han encontrado su target entre un votante de centro izquierda y centro derecha que no está dispuesto a volver al antiguo sistema del bipartidismo, y al que no le importa que haya prestado un servicio a Rajoy para sacar adelante la gobernabilidad de España.
De los datos que arroja este sondeo político del Centro de Investigaciones Sociológicas -sin olvidar la cocina que llevan estas encuestas- los del Partido Socialista son los más reveladores. Después de la noche de autos del 1 de octubre, fecha en la que Pedro Sánchez presentó su dimisión en la sede nacional de Ferraz, éste es el primer trabajo demoscópico que plasma una leve mejoría en la intención de voto del PSOE después de tocar techo. La recuperación del PSOE no es baladí. El repunte de 1,6 puntos porcentuales se da un momento en el que los socialistas soportan una profunda fractura mientras su dirección está en manos de gestora.
Sin líder oficial, por tanto, y con unas primarias de horizonte desdibujado, los resultados del CIS son relativamente positivos para este partido tutelado por Javier Fernández, precisamente el candidato mejor valorado.
Pero ni el CIS es capaz de arreglar la preocupante situación del PSOE. Antes, a los socialistas les falta tiempo. Tiempo para arreglar su Congreso, salir indemne y unido, resolver la papeleta de los Presupuestos y, en caso de elecciones anticipadas porque las cuentas no salgan y Sánchez asome su cabeza, sobrepasar a Podemos. ¡Mucha cocina! Y encima, PP y C?s se acercan a la mayoría absoluta.