
Un talante dialogante y que no genere crispación en la oposición. Ese es el perfil, aparte de la eficacia y la fidelidad, que está buscando Mariano Rajoy para los ministros del nuevo Gabinete, que en su mayor parte ya tiene diseñado, y en el que algunos de sus más directos colaboradores apuntan que serán ocho las carteras que cambien de titularidad, lo que no significa que vayan a ser ocho las caras nuevas en el Consejo de Ministros. Rajoy ve muy razonable la decisión del PSOE y augura un gran futuro a España.
Sabido es que el presidente no es amigo de cambios y por eso parece que apuesta por mantener a Soraya Sáenz de Santamaría en la Vicepresidencia, y a Luis de Guindos en Economía; mientras que se dan por seguras las salidas de Fernández Díaz en Interior y de Morenés en Defensa; además de la muy probable de García-Margallo en Exteriores.
Son tres carteras a cubrir, a las que se suman las vacantes en Fomento, Industria y Sanidad, además de una posible división del actual Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas en dos carteras diferentes. Algo que tiene lógica, sobre todo porque la reforma del sistema de financiación autonómica y el secesionismo catalán son dos temas prioritarios a abordar en la legislatura.
Y aquí está uno de los quebraderos de cabeza de Rajoy: si mantener a Montoro al frente de Hacienda, consciente de sus diferencias con De Guindos; o reconvertirle para la Administración territorial a sabiendas de sus diferencias con algunos de los barones territoriales del partido. Una cosa sí es segura, me dicen: Cristóbal quiere seguir aunque no aceptará de buen grado una degradación.
Así las cosas, en las quinielas de los círculos próximos a La Moncloa se apunta el uno fijo a la entrada de María Dolores de Cospedal en el Gobierno. Ella, cuentan que ha pedido Interior, pero no le haría ascos a Fomento, sobre todo porque Rajoy busca otro perfil y porque avivaría la "guerra" tradicional que Cospedal mantiene con la vicepresidenta. Para Industria suena Alberto Nadal, hoy secretario de Estado de Energía, mientras que Fátima Báñez cambiaría Empleo por Sanidad. ¿La solución? Después del puente de los Santos.