Naciones Unidas, 23 sep (EFE).- La crisis financiera en EE.UU., que ha hecho saltar las alertas en las economías mundiales, ensombreció hoy el último discurso del presidente George W. Bush ante la ONU, en el que lanzó un mensaje de tranquilidad a los líderes de los países miembros.
Bush, que se despedía hoy de una institución multilateral con la que en su día mantuvo una relación algo más que espinosa, lanzó también un llamamiento a fortalecer la ONU e instituciones similares, algo que juzgó "más necesarias y de modo más urgente que nunca".
Ante la inquietud generada en los mercados por la crisis financiera de EE.UU., el presidente intentó lanzar un mensaje de tranquilidad a los dirigentes mundiales al asegurarles que su administración ha "adoptado medidas audaces para hacer frente" a la crisis financiera.
El plan de rescate que ha propuesto la oficina del Tesoro, valorado en 700.000 millones de dólares, se aprobará "en el marco temporal necesario", prometió el presidente.
El Congreso y la Casa Blanca tratan de llegar a un consenso sobre la legislación que haga realidad ese plan para su aprobación antes de que termine la semana, cuando el Capitolio suspenderá sus sesiones ante la proximidad de las elecciones presidenciales del 4 de noviembre.
Bush reconoció la inquietud que ha creado el toma y daca entre la Casa Blanca y el Congreso. "Nuestras economías están más estrechamente conectadas que nunca y sé cuántos de ustedes están siguiendo cómo vamos a atajar los problemas en nuestro sistema financiero", admitió el mandatario ante la Asamblea.
Varios dirigentes aludieron también a la crisis en su intervención, como el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva.
El gobernante brasileño afirmó que "solo medidas decisivas por parte de los Gobiernos, en especial en los países donde se ha centrado la crisis, podrán controlar el desorden que se ha apoderado del sector financiero mundial".
Pero Bush no se limitó a hablar de la crisis económica. En buena parte de su discurso reiteró algunos de sus leitmotiv en los foros internacionales: la necesidad de la colaboración en la lucha contra el terrorismo y de una intensa vigilancia contra la proliferación nuclear.
El presidente también lanzó un llamamiento a la reforma de la ONU, luego de insistir en que esta y el resto de las instituciones multilaterales son hoy "más necesarias" y "urgentes que nunca", y es necesario "fortalecerlas".
La declaración pone de manifiesto la larga evolución de la política exterior de Bush, que al comienzo de su mandato se enfrentó con las Naciones Unidas por su decisión de ir a la guerra en Irak en solitario si hacía falta.
Pero también afirmó que la ONU debe ser más efectiva y, en lugar de aprobar resoluciones de condena a los atentados terroristas, debe "aprobar más resoluciones que impidan que esos atentados se produzcan".
El presidente instó también a la ONU a adoptar medidas más decisivas "contra la tiranía y contra las condiciones que permiten que florezca" el terrorismo.
En su intervención de despedida ante la ONU, Bush acusó a Siria e Irán de seguir apoyando el terrorismo, ante la mirada impasible del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que en un momento dado bajó el pulgar en una señal despectiva.
Regímenes como los de Damasco y Teherán "siguen apoyando el terrorismo, y sin embargo su número disminuye y cada vez están más aislados", aseguró Bush.
El presidente instó a "permanecer vigilantes contra la proliferación" nuclear y estar alerta a medidas que puedan llevar a cabo Corea del Norte e Irán y pidió a los países miembros hacer cumplir las sanciones del Consejo de Seguridad contra los programas nucleares de ambos países.
El presidente estadounidense también arremetió contra Rusia por su invasión de Georgia en agosto y aseguró que su país apoyará a la democracia en Tiflis.
Posteriormente Bush, que había comenzado la jornada con una reunión con el presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, se reunió con varios dirigentes políticos de todo el mundo, entre ellos el cubano Omar Pernet y el venezolano Marcel Granier, en un almuerzo.