Colonia (Alemania), 20 sep (EFE).- La ciudad alemana de Colonia se movilizó contra la ultraderecha y boicoteó el denominado Congreso contra la Islamización de Europa, convocado para este sábado y cancelado "in extremis" ante los primeros amagos de batalla campal entre los antidisturbios y jóvenes de la izquierda radical.
La policía colonesa, que había preparado un contingente de 5.000 agentes, optó por prohibir la concentración de la ultraderecha en el Heumarkt, la céntrica plaza de su casco urbano, cuyos accesos habían quedado bloqueados desde la mañana por sentadas de manifestantes que llamaban a la "resistencia pacífica".
Decenas de miles de personas habían seguido la convocatoria de partidos democráticos, iglesias de todas las confesiones y sindicatos a plantar cara a la ultraderecha, que pretendía reunir a correligionarios de toda Europa contra la construcción de una gran mezquita para los 120.000 musulmanes de la ciudad y alrededores.
Junto a la multitud pacífica, salpicada por tropas de gente disfrazada de acuerdo a la tradición carnavalesca colonesa, se concentraron junto al Heumarkt grupos de "autónomos" violentos.
A primera hora del sábado empezaron las escaramuzas entre los "autónomos" encapuchados, que levantaron barricadas y se lanzaron contra los antidisturbios. Para entonces, apenas un centenar de radicales de derecha habían llegado al Heumarkt, de los 1.500 que esperaban los organizadores del congreso contra la islamización.
La policía optó por suspender la concentración convocada por "Pro Köln" -"Pro Colonia", plataforma ultraderechista con representación en el consistorio colonés-, al no poder garantizar la seguridad ni de los ultraderechistas ni de los contramanifestantes pacíficos.
Al alcalde de la ciudad, el conservador Fritz Schramma, le pareció una feliz solución, después de haber recordado, en la concentración pacífica de la mañana, que Colonia no quería a "Eurofascistas" en la ciudad.
La noche del viernes hubo ya algún conato de violencia por parte de estos grupos, que asimismo se habían lanzado a pedradas contra los organizadores de "Pro Köln", que pretendían celebrar una conferencia de prensa en una barcaza en el Rin.
La organización ultraderechista había ido de traspiés en traspiés. Primero, al no conseguir ni que Jean Marie Le Pen, líder del Front National francés, se diese por enterado de su invitación para actuar de orador. Después, al no lograr alquilar un local para celebrar su congreso.
Colonia se cerró a cal y canto a los intentos de "Pro Köln" de convertirla en escaparate de sus proclamas contra la denominada islamización de Europa, las sociedades paralelas, las bandas criminales árabes y turcas, los velos y el burka.
El objetivo directo del congreso era la construcción de una gran mezquita en la ciudad, con dos minaretes de 55 metros de altura y una cúpula de 35 metros, que según la ultraderecha dominará la imagen de la ciudad, por encima de su catedral.
El templo fue aprobado por el Ayuntamiento tras algunas concesiones del colectivo musulmán, como asegurar que las llamadas al rezo no serán audibles fuera del recinto y que sus prédicas se harán con traducción al alemán.
Los partidos democráticos y organizaciones cívicas habían llamado a plantar cara a la ultraderecha de acuerdo al espíritu festivo colonés: es decir, con aires de carnaval y fiesta ciudadana.
Su concentración tuvo lugar ante la espléndida catedral colonesa, pero luego el epicentro de trasladó a las inmediaciones de la Heumarkt, a unas manzanas de distancia, puesto que se trataba de plantar cara a la ultraderecha lo más cerca posible del "enemigo".
Grupos de mujeres con narizotas rojas de payaso bailaron y flirtearon con los antidisturbios, que aguantaban estoicamente mientras mantenían su tenaza al Heumarkt. Jóvenes disfrazados de bailarinas de la danza del vientre se mezclaron con representantes del colectivo musulmán, en una especie de carnaval integrador.