
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha terminado su Semana Santa dispuesto, según declara, a volver a intentar una gran coalición con el PSOE y Ciudadanos.
Sin embargo, fuentes de Moncloa aseguran que nada ha cambiado y que en realidad sus expectativas siguen pasando por nuevas elecciones, pues "cree imposible" alcanzar algún acuerdo.
Pero, no por esperada, gusta más esta actitud a cierto número de diputados populares, que no ven con buenos ojos que Rajoy paralice su actividad, en la creencia "dudosa" de que así beneficia al partido.
Estos primeros detractores no se atreven a hacer mucho ruido y se limitan a expresar quejas en privado como "lo único que vamos a conseguir es menos votos que en diciembre". Incluso uno de ellos se llevó el lamento al terreno personal: "El que puede perder el escaño soy yo, y no él", aseguró.