En el Partido Popular cada vez son más, y con más peso dentro y fuera, las voces que, de puertas adentro, insisten a Mariano Rajoy para que dé un paso a un lado y tras el previsible fracaso de Pedro Sánchez en su investidura ceda el liderazgo del partido y la candidatura a la presidencia del Gobierno a otra persona que facilite ese acuerdo con socialistas y Ciudadanos que los populares vienen demandando desde el 20 de diciembre.
En esta línea, el sector crítico del PP, integrado en el grupo Floridablanca, ha elaborado un documento en el que pide la celebración, de forma "inmediata" de un congreso abierto, basado en la fórmula de un militante un voto, en el que se establezca una duración máxima de tres mandatos, nueve años, para los cargos de presidente y secretario en todos los ámbitos territoriales.
De aprobarse esta restricción, Mariano Rajoy quedaría imposibilitado para ser reelegido como presidente del PP, cargo en el que lleva desde octubre de 2004, es decir, casi doce años.
En ese congreso ordinario, que debería haberse celebrado hace un año, pero que la actual dirección no ha procedido a convocar, los críticos pretenden definir el modelo de partido que se quiere para el futuro, además de aprobar un paquete de medidas para la regeneración del PP que institucionalicen la democracia interna, la meritocracia y prevengan los comportamientos indeseables de quienes quieran servirse de la organización y de los cargos públicos.
Defienden, además, que cada miembro del PP sólo pueda desempeñar un puesto de representación, sin posibilidad de simultanear dos o más cargos públicos, como ahora.
El PP exige el apoyo del PSOE