
La decisión de Mariano Rajoy y la actual dirección del PP de aplazar 'sine die' el congreso ordinario ha abierto un nuevo frente interno en el partido popular promovido por un amplio grupo de dirigentes y parlamentarios del partido que son, también, quienes están promoviendo una campaña interna para forzar al presidente del Gobierno en funciones a dar un paso a un lado y facilitar con su renuncia un acuerdo con el PSOE y Ciudadanos.
De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 27 de los Estatutos del Partido Popular, los Congresos Ordinarios "sea cual fuere su ámbito territorial de competencia, se celebrarán cada tres años", siendo el último celebrado el que se clausuró en Sevilla el 19 de febrero de 2012.
Por lo tanto y atendiendo a la literalidad de los estatutos, que, recordemos, están amparados legalmente por la Ley de Partidos y por la Constitución, el Partido Popular debería haber celebrado el congreso hace un año, en febrero de 2015, aunque la dirección actual del PP ni lo ha convocado ni tiene intención de hacerlo de forma inminente.
Una maniobra que se interpreta como un intento de Mariano Rajoy de mantenerse como cabeza de lista del PP en caso de convocarse nuevas elecciones , en último extremo, de designar directamente a su sucesor o sucesora sin contar con el partido.
Respuestas como "no es el momento" o "ahora no es bueno para España" son las que han obtenido quienes han reclamado su celebración, ante lo cual solicitaron por escrito al presidente del Comité de Derechos y Garantías, Alfonso Fernández Mañueco, que instara a la Ejecutiva a convocarlo.
Ante el silencio de Fernández Mañueco, dirigentes del sector crítico a Rajoy confirman que están preparando una demanda contra el presidente del Comité de Derechos y Garantías al tiempo que van a movilizarse para conseguir que se cumpla el reglamento.
Los responsables de este sector crítico exponen que el cumplimiento de los Estatutos es un elemento básico para garantizar la democracia en los partidos, y recuerda que en el propio preámbulo de esa "constitución interna" expone textualmente que "los estatutos de un partido político son algo más que un código de funcionamiento interno, y ello es así porque a través de las reglas autoimpuestas se transparenta hacia la sociedad la genuina voluntad de la organización partidaria de hacer realidad su ideario".
Añade también este texto preliminar que "si pretendemos trasladar a los ciudadanos una determinada forma de entender la convivencia, deberemos ineludiblemente reflejar en nuestra propia organización esas ideas. Es el clásico predicar con el ejemplo", apostilla, aunque en la práctica parece que eso no se está cumpliendo.
Mientras, dirigentes y parlamentarios empiezan a denunciar ya públicamente la "parálisis de la Dirección" tras los malos resultados electorales y los casos de corrupción. Y en un documento que empieza a circular entre la militancia exponen que "la actual situación del PP confirma la necesaria e ineludible renovación de personas y la imprescindible reforma del PP como organización política".
Ayer, el presidente en funciones reunía en el Congreso al Grupo Popular para insistir en su pospuestas de un gobierno de coalición con el PSOE y Ciudadanos, presidido por el PP, y fue tajante al anunciar que "nosotros votaremos no y conviene dejarlo claro a la investidura de Sánchez tanto si viene apoyada por Podemos y los independentistas, como si viene apoyado por sus 90 escaños o por otros ( en clara alusión al partido de Albert Rivera) que quieran darle su apoyo, porque tampoco con 130 escaños se puede gobernar".
Rajoy intentó levantar el ánimo a sus diputados, confusos muchos tras el encargo del Rey a Pedro Sánchez, a quien acusó de estar defendiendo su interés personal que "no tiene nada que ver con el interés general de España".