
La dirección de Podemos se apunta un éxito en el movimiento que acaba de realizar al anunciar la incorporación a filas, a las suyas, de un general del Ejército del Aire en la reserva. El éxito lo es más que por lo que tiene de gesto ante un electorado fácilmente impresionable, que por el calado real de anunciar un nombre de pretendidas campanillas como número dos, y no cabeza de lista, por la provincia de Zaragoza.
Circunscripción donde se elegirán el 20-D un total de siete diputados, de los cuales PP y PSOE coparán al menos cuatro. ¿Llegará al Congreso el general Julio Rodríguez? Poco importa a sus impulsores: el golpe de efecto está dado, y ha arrojado a las cuerdas del ring electoral a un PSOE bajo cuyo gobierno el mencionado militar se convirtió en jefe de las Fuerzas Armadas españolas.
Lo que no se acierta a comprender es qué mensaje se intenta dar con el fichaje. Se puede intuir que Podemos se hace militarista. Un partido con apenas un año y medio de vida habría dejado de esta forma atrás un rechazo visceral a la OTAN y a la presencia de tropas de Estados Unidos en nuestro territorio para abrazar al ex JEMAD y anunciar que ocupará el cargo de ministro de Defensa. O bien se puede intuir que el general se ha echo antisistema, bolivariano y militante anti constitucionalista.
Solo dos opciones
Solo veo dos opciones en esta jugada ¿maestra? del estratega que aparenta ser Pablo Iglesias: o Zapatero hizo jefe de la defensa a un indignado resentido, o Podemos ha fichado a un militarista rancio que defiende todo aquello que el partido detesta, incluida la Constitución que quiere volar por los aires con su defensa del derecho de autodeterminación y del referéndum rupturista. Sería bueno que en su primera comparecencia importante ante los medios explicara mi general si defiende la soberanía nacional que prometió a través de la Carta Magna o defiende las múltiples soberanías que reconocen las siglas a las que ahora se incorpora.
Otro capítulo de la incongruencia cósmica a la que asistimos es el fuero interno del futuro ministro, su lucha interior para hacer pasar por malos los principios de la institución a la que ha pertenecido a lo largo de su brillante y envidiable carrera. La autoritas no se ejerce en asambleas. La defensa de la jerarquía y el respeto al superior no es precisamente el punto fuerte de la formación política a la que se ha incorporado, que nació apoyando la quema de contenedores en los accesos a la facultad de Somosaguas.
La opinión de los principales líderes de Podemos sobre la Policía y la Guardia Civil, bañada en emoción cuando se producían agresiones a agentes, no debe ser obstáculo para que el condecorado alto mando castrense se sume a sus contingentes de inexpertos ávidos de poder. ¿Apoyará Rodríguez la ocupación ilegal de propiedades privadas?
Otra de las variables del anuncio significa que el PSOE queda otra vez descolocado en los días más agridulces de Pedro Sánchez. Ni siquiera la subida de unas décimas que le otorga el sondeo del CIS, el mismo que arroja a Podemos a la realista barrera del 10%, podrá suponer un consuelo para el líder socialista. Su golpe de efecto al fichar a la ex comandante Zaida Cantera, un artificio como fue el nombramiento de una mujer en estado de gestación al frente del ministerio de Defensa, se ha desvanecido con la fuga del militar zapaterista-chaconista hacia las filas del máximo rival político, que es Podemos aunque Sánchez solo vea en sus pesadillas al PP en frente.
La precampaña avanza, y con noticias como la que protagoniza el nuevo jefazo militar de la extrema izquierda nos queda preguntarnos cuando incorporarán a sacerdotes y religiosos a sus listas.