Política

Aznar vuelve a desestabilizar al PP

El expresidente del gobierno vuelve a irrumpir en el debate político nacional para intentar reconducir a su partido. José María Aznar elige muy bien los momentos en los que sale a la palestra y aquellos otros en los que prefiere permanecer callado; hasta ahora lo hacía en sus altisonantes, aunque pausadas y meditadas, declaraciones ante los medios de comunicación, bien en una entrevista por su libro por aquí, bien en una presentación de FAES por allá.

Esta vez, en cambio, el Presidente de Honor del PP ha preferido decir su opinión a través de un comunicado emitido a través de la Fundación pagada con dinero de todos los españoles pese a que se dedica a fines partidistas, o peor aún, ideológicos. Aún no ha llegado este país a discernir en debate público el motivo por el que de los impuestos de los ciudadanos debe destinarse directamente dinero a que PP, PSOE, Convergencia o cualquier otro partido haga proselitismo de sus ideas. En buena lógica, ese dinero debería salir de la asignación convencional que reciban.

Semejante canal, el comunicado público difundido a los cuatro vientos, ha servido a Aznar para volver a atacar al dirigente político al que él mismo nombró con su dedo índice infalible en septiembre de 2002, cuando designó a su sucesor de forma cesarista en la persona de Mariano Rajoy. Son tan frecuentes estas críticas en público que hemos perdido la cuenta, pero esta vez al menos, el ex presidente centra el objetivo aprovechando, de modo aventajado cuando no ventajista, el nefasto resultado obtenido en Cataluña por los populares el pasado domingo. Sí son cuantificables las bofetadas que su partido ha sufrido en los últimos meses, lo que Aznar entiende como avisos: "Ya va el quinto aviso y no se puede desoír".

Europeas, andaluzas, municipales, autonómicas y ahora catalanas. Son los cinco elementos insoportables que han promovido la intervención del guardián de las esencias para tratar de volver a imponer su predicamento entre las bases y los votantes del PP, se supone que más aznarista aún que él.

A Rajoy podría explicársele en estos comunicados aleccionadores cuales con los instrumentos que el infalible jefe de FAES propone para evitar que su partido se hunda. Y cual de las cosas que ha hecho y defendido en Cataluña habría que modificar para que su posición no quede "seriamente comprometida". Desde luego, ninguno de ellos parece ser la insinuación de dejar de votar a estas siglas, como hizo Aznar el 28 de junio cuando manifestó en Abc que "no hay voto cautivo. Ni siquiera el mío lo es". ¿O se puede aspirar a representar a las fuerzas constitucionales ante la oleada separatista si el máximo cargo honorífico da a entender que a lo mejor ni siquiera él te vota?

En las autonómicas catalanas de 1992, el PP de Vidal Cuadras logró el peor resultado histórico que esta formación ha cosechado. Sólo el 6% de los electores eligieron su opción, lo que se tradujo en una representación de siete diputados en el Parlament. Por aquellos años, José María Aznar era el presidente del PP, huérfano de comunicados de aviso. Cuatro años después, como ganador de las generales de 1996, pactó con los nacionalistas catalanes para acceder a La Moncloa, y les entregó buena parte de las competencias y transferencias que tienen ahora, cercanas al autogobierno pleno y lejanas a cualquier concepción centralista de la gestión política.

¿Serían eso "extravagancias", como las que ahora denuncia? Reafirmar el orden constitucional, lo que reclama el anterior presidente, es el motivo por el que Rajoy recibe cada día un alud de críticas de un lado y de otro. E ir a Cataluña en campaña electoral a defender valores y principios constitucionales es apoyar en esa reafirmación, algo que la agenda de Aznar no ha contemplado en estas últimas semanas y que el candidato Albiol le ha recordado de forma elegante al decir que sus compañeros del PP en Cataluña amenazados y presionados merecen un respeto y el apoyo de los demás.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky