
La última encuesta publicada esta semana refleja que Podemos pasa de ser la segunda fuerza política a la cuarta en el caso de que hoy se celebrasen elecciones generales. Conscientes de la pérdida de apoyos, los de Pablo Iglesias han pasado del trato educado con los de Ciudadanos, al de la rivalidad política y el reconocimiento del adversario. Iglesias, mientras tanto, apela a la "centralidad", un espacio defendido en su origen por Albert Rivera, pero que no mejora los resultados de Podemos. Monedero renuncia a llegar a diputado
La irrupción de Ciudadanos y el estado de gracia del goza su líder, Albert Rivera, han descolocado la estrategia política de Podemos, concentrados ahora en buscar en el caladero del "voto indeciso", tal y como ayer precisó el secretario de Relación con la Sociedad Civil de Podemos y portavoz de la Ejecutiva, Rafa Mayoral, para quien ha llegado el momento de "pelear hasta el final" en "cada rincón" de España.
El ObServatorio de la Ser del mes de abril constaba este lunes que la organización política Podemos está perdiendo apoyos a marchas forzadas. En solo cuatro meses se ha dejado el 10,4% de los apoyos. Y eso le desplaza del lugar decisivo a la hora de formar gobiernos.
La dividida estrategia
Este martes, eldiario.es apunta a un problema de base dentro de la formación liderada por Pablo Iglesias: la estrategia política a seguir. Dicho en roman paladino, elegir entre la corriente que representa Íñigo Errejón (menos izquierdista, más pragmática, más indefinida, menos agresiva, sustanciada en los significantes flotantes de Ernesto Laclau) o, el de la corriente abanderada por el propio Iglesias (escorándose a la izquierda, republicanizando el populismo y recuperando la concreción y la agresividad en el discurso).
El problema, sin Ciudadanos en el tablero, sería menor. Iglesias no desaprovecha la ocasión para remarcar que los de Rivera representan el recambio, pero no el cambio que necesita el país ("cambio y recambio no son la misma cosa", dixit). Coincidiendo con Iglesias, Errejón, su número dos, ha afirmado que Ciudadanos es una estrategia de las élites para frenar el auge de Podemos".
Ayer, Mayoral, preguntado por el ascenso del partido de Albert Rivera, afirmaba que lo que les preocupa "es la situación del país y las condiciones de vida de la gente" y que sus críticas a Ciudadanos van dirigidas a las propuestas que han puesto sobre la mesa y no al partido en sí. "Sabemos -se extendía sin mencionar a Ciudadanos- quién es el partido del Gobierno y sabemos quiénes están yendo al rescate de propuestas económicas de un modelo que ha representado el régimen de austeridad, que es lo que está planteando esa formación política... Hay quien -continuaba- con un lenguaje muy particular está haciendo propuestas subprime".
La paralización de Podemos
El debate, el divorcio que se está produciendo en Podemos -negado en repetidas ocasiones-, ha quedado reflejado en el papel que la dirección nacional ha asignado a Teresa Rodríguez, relegándola de las negociaciones con Susana Díaz en Andalucía, transcurre por otros derroteros, recuerda eldiario.es.
Las preguntas clave para la formación morada son qué hacer, con quién pactar en el caso de que sea necesario, cómo recuperar la iniciativa política, cómo crecer en las encuestas, y cómo aparecer ante los electores como el partido del cambio.
El filósofo Carlos Fernández Liria, profesor de Luis Alegre, ha descrito el momento por el que atraviesa Podemos. Fernández Liria asegura que "están paralizados". "Antes -puntualiza-, la presencia de un tertuliano de Podemos en la televisión disparaba las audiencias; ahora, cada vez hay más gente que cambia de canal: se les nota demasiado que no se atreven a decir nada definido, salvo el sempiterno monotema de la lucha contra la corrupción".
Para Francisco Jurado, investigador en el Instituto de Gobierno y Políticas Públicas (IGOP) de la Universidad Autónoma de Barcelona, hoy, "el equipo mediático de Podemos confunde llegar a la centralidad con hacer laxos los mensajes, con suavizarlos o moderarlos. No. El 15M demostró que se puede tener un discurso ambicioso y transformador y recabar los apoyos de una mayoría social, pero lo hacía desde una multitud de emisores, de manera que los perfiles concretos de sus portavoces no condicionaban a la imagen del movimiento ni a sus mensajes". Así pues, concluye, "por mucho que Pablo Iglesias o Íñigo Errejón se empeñen en pasar por políticos moderados, la hemeroteca e Internet están plagados de discursos e intervenciones suyas que los vinculan a imaginarios que los medios del Régimen han sabido explotar muy bien para desinflar los apoyos de Podemos".