
La mediática detención de Rodrigo Rato y la investigación a la que está siendo sometido por los delitos de fraude fiscal, alzamiento de bienes y blanqueo ha trastocado los planes de Mariano Rajoy con respecto a la campaña electoral.
Las elecciones municipales y autonómicas, que se celebran en un mes, marcan en el calendario una complicada cita para el PP para la que el nuevo escándalo en el que se ha visto involucrada una de las principales figuras de la formación supone un circense 'más difícil todavía'.
Rajoy, pese a mostrarse tranquilo tras la detención y el registro de la casa y el despacho del que fuera vicepresidente de los gobiernos de José María Aznar, es consciente de que tendrá que modificar su campaña electoral.
La reacción se espera este mismo fin de semana, según relata el diario ABC. El presidente del Gobierno viaja a Murcia y a Alicante para participar en mítines electorales en los que el mensaje se verá modificado. Si bien la orden de Rajoy para marcar la línea de la campaña electoral hacía referencia a centrar el discurso en dos ejes, recuperación económica y relevancia histórica del partido frente a formaciones nuevas y "amateur" -como él mismo se ha referido a Podemos y Ciudadanos en varias ocasiones-, la corrupción tendrá que hacer acto de aparición para aprovechar en positivo el 'caso Rato'.
El presidente del Gobierno tendrá muy difícil obviar lo sucedido, y se espera que aproveche el escándalo para sacar pecho por la contundencia del Gobierno contra la corrupción y su actuar implacable, sin importar el peso de las personas implicadas. Ese mensaje ya fue esgrimido este viernes por el ministro Cristóbal Montoro tras la reunión del Consejo de Ministros.
Montoro, quien ha tenido una relación estrecha con Rato, aseguró que está "para aplicar la ley" y rechazó expresar su sentir personal al respecto del caso.