
El líder de Ciudadanos, uno de los partidos que más han crecido en estimación de voto en los últimos meses en España, cree que el país no volverá a estar regido por mayorías absolutas y deberá prepararse para un escenario sometido a diálogo y pactos.
Al igual que Podemos, el otro partido que ha dinamitado el histórico bipartidismo en España, la joven formación concurrirá por primera vez a las próximas elecciones generales, y los sondeos apuntan a que será uno de los cuatro partidos condenados al entendimiento al estar separados por un ajustado margen.
"No va a haber mayorías absolutas, vamos hacia un país a cuatro", dijo el jueves Albert Rivera, abanderado del "cambio sensato" que considera que se abrirá el 24 de mayo con las elecciones municipales y autonómicas, previas a los comicios generales previstos para final de año. "Esto de echarse los trastos a la cabeza se acaba el 24 de mayo (...) no va a quedar más remedio que dialogar", dijo el político catalán de 35 años, en su despacho en el Parlament, donde es diputado desde 2006.
El carismático abogado tiene mucho que ver con la expansión de Ciudadanos fuera de Cataluña, apoyado en un discurso populista, integrador, patriótico y de regeneración democrática que ha sacado partido del descrédito hacia una clase política sometida a mayor escrutinio por la larga crisis y la corrupción.
Un partido distinto al de sus inicios
Algunos expertos en la política catalana consideran que la opción de Ciudadanos a nivel nacional tiene mucho más recorrido que en Cataluña, donde ha captado simpatizantes casi exclusivamente entre los abiertamente contrarios a cualquier proceso soberanista. "El Ciudadanos con ambición nacional es un partido nuevo. El que nació hace nueve años en Cataluña tiene sus opciones limitadas", dijo un importante empresario catalán.
Centrada en la necesidad de reformas estructurales y en combatir la corrupción, la agrupación de Rivera lograría en las elecciones al Congreso de los Diputados cerca de un 20% de los votos, cifra similar a la de Partido Popular (PP), Partido Socialista Obrero Español (PSOE) o Podemos, la otra fuerza que emerge en un tablero dominado durante décadas por los dos primeros, según los sondeos.
"Ese escenario puede ser o un caos o una oportunidad", reconoce Rivera sobre la posibilidad de un parlamento nacional muy fragmentado. "Los partidos nuevos, además de querer un cambio profundo, debemos asumir que también hay que dar estabilidad y, los viejos, asumir que se ha acabado esta etapa política", añadió, afirmando que España no puede convertirse en un país con elecciones cada seis meses como Grecia o Italia.
El político catalán, que se define como progresista y aglutina a un electorado calificado de "centrista", considera que la diversa representación parlamentaria permitirá en la próxima legislatura abordar "tabúes en la democracia española". Entre las reformas que Ciudadanos considera básicas están la prometida por el PP de las administraciones públicas, la despolitización de la justicia, un pacto nacional en educación o el cambio de la ley electoral.

Cambiar desde el escaño, no solo desde el gobierno
Rivera pidió para los próximos años "altura de miras" y la concordia que afloró durante la Transición de los años 70, cuando se forjó un diálogo entre adversarios que dejaban atrás 40 años de dictadura franquista. "Estamos en algo parecido, afortunadamente ya estamos en democracia, pero el régimen democrático español necesita un cambio profundo", dijo Rivera.
Pese a ofrecerse como el "catalizador" de ese cambio regeneracionista, Rivera dejó claro que no entrará en un gobierno si no es el partido más votado, una experiencia que se ha mostrado ineficaz en países como Reino Unido o Alemania.
"Ese modelo no es el nuestro (...) si uno no gana, puede influir, apoyar, cambios concretos, reformas concretas, pero no puede estar en una jaula en la que no sabe el rumbo", dijo el líder de un partido que ha multiplicado por diez el número de afiliados en el último año.
Del coma a la UCI, doctor Rajoy
Mientras Podemos y Ciudadanos pueden disputar parte del voto del centro, los analistas ven a Ciudadanos como la principal alternativa para el votante insatisfecho del PP, mientras que Podemos arrastraría a antiguos votantes socialistas y de otros partidos de izquierda decepcionados. "El PP está nervioso con nosotros en buena medida porque no estamos haciendo una crítica de rojos y azules, estamos haciendo una enmienda al modelo económico y político", dijo el político, al que algunos identifican como la "marca blanca del PP".
Rivera advirtió sobre la herencia que dejará el partido gobernante en un país que ha encarado la recuperación apoyado en parte por los estímulos del BCE y en parte a costa de elevar al 100% del PIB la deuda pública, pero que aún soporta un 24% de paro y escaso margen para la inevitable consolidación fiscal. "No le quito mérito al Gobierno, es verdad que estábamos en coma y ahora estamos en la UCI, pero estamos en la UCI, no estamos corriendo la maratón de Nueva York", dijo.
En su propuesta de regeneración, Ciudadanos coincide con Podemos en mejorar el modelo productivo reforzando la educación o la inversión en investigación y desarrollo, y también en aumentar la recaudación -aunque por vías distintas- y una lucha feroz contra el fraude.
Pero, a diferencia de la formación de Pablo Iglesias, la alternativa de Ciudadanos ha despertado la simpatía de parte de la élite económica. No en balde, ha conseguido que su programa económico sea elaborado por el economista y profesor de la London School of Economics, Luis Garicano. "Creo que la economía de mercado regulada y no de cuatro es el menos malo de los sistemas", dijo.