Política

¿Quién le queda a Rosa Díez dentro de UPyD?

Rosa Díez, este miércoles en el Congreso de los Diputados.

Por acción o por omisión, Rosa Díez pierde dirigentes a la misma velocidad que pierde simpatizantes y afiliados. Por su expreso deseo y el de su dirección nacional, o bien porque los dirigentes no pueden más con el actual aparato de partido, UPyD se desmorona, se descapitaliza, y ya son pocos los puntos en el mapa político en el que los 'magenta' puedan aspirar a algo. Para Díez y sus escasos acólitos Ciudadanos ha sido el veneno de la formación. Para el resto, los críticos, el problema se llama Rosa Díez.

Hace unos años, un relevante político de la Historia más reciente de España narraba a este medio de comunicación el esfuerzo que le supuso a Rosa Díez darse cuenta de que había dejado de ser Consejera de Turismo del Gobierno vasco, tras la ruptura del pacto firmado entre el PSE y el PNV de José Antonio Ardanza. Entonces Díez -rememoraba la fuente- se obstinaba en continuar cuando ya "se había roto el acuerdo".

Dos décadas después, Rosa Díez puede presumir de haber desempeñado casi tantos cargos como puestos hay en la política. Dentro de las siglas del Partido Socialista, formación en la que ha militado hasta el año 2007, ha sido, además de consejera en el País Vasco, parlamentaria autonómica, eurodiputada, diputada nacional, sin olvidar su intento por liderar la Secretaría General del Partido Socialista, un logro que solo alcanzó José Luis Zapatero.

En 2007, Díez decide abandonar el socialismo y funda Unión, Progreso y Democracia. Atrás deja una ristra de enemigos y excompañeros interminable. Muy crítica con el PSOE en su última etapa, en este periodo de tiempo Díez había coqueteado con Ciutadans de Catalunya, participando en algunos actos. En 2008 concurre a las elecciones generales con sus propio partido. Gorriarán y Savater le acompañan.

Una caída en picado

Desde esa fecha hasta ahora, Rosa Díez ha pasado de importantes triunfos al práctico ocaso de la formación pilotada por ella desde el primer día de su nacimiento. Los malos resultados obtenidos en las elecciones andaluzas han sido determinantes. Desde entonces, las voces críticas no han cesado en la organización política, al tiempo que ella ha hecho uso de su influencia en la dirección nacional para acorazar un liderazgo tocado por numerosas bajas y una creciente pérdida de confianza. En menos de dos semanas, la política vasca ha visto como Irene Lozano, Álvaro Anchuelo y David Andina han dicho adiós a la dirección ejecutiva. Luis de Velasco se ha sumado a los pocos días. Y horas más tarde, Toni Cantó ha anunciado su intención de no presentarse por Valencia y su renuncia al acta de diputado nacional.

Entre tanto azoramiento y rechazo a la línea oficial de UPyD, Díez ha dejado sin poderes a los responsables de la formación en Castilla y León y Asturias. Atrás queda la dimisión en bloque del partido en Andalucía, o la suspensión de militancia de los eurodiputados Fernando Maura y Enrique Calvet. Esta noche pasada, UPyD se disolvía en Aragón, y se espera que Galicia haga lo propio.

La pregunta ineludible es, ¿quién le queda a Rosa Díez dentro de UPyD, bien porque unos se hayan ido, bien por que otros hayan sido desterrados de estas siglas? Para ahondar más en la herida, el nuevo delfín de Díez, Andrés Herzog, a la sazón portavoz adjunto de UPyD y responsable de Regeneración, ha reconocido que "no hay nadie imprescindible, tampoco Rosa".

De la carta de Sosa al bolsillo vacío

El pasado martes, el diario El País se hacía eco de un nuevo problema en el seno de UPyD que nada tiene que ver con Ciudadanos y el acercamiento al partido liderado por Albert Rivera, algo que reprueba Rosa Díez permanentemente pese al número de dirigentes que demanda este acuerdo para concurrir a elecciones municipales, autonómicas y generales. Se trata pues de la falta de recursos económicos. El batacazo de las andaluzas ha hecho un roto en el menguado bolsillo de UPyD. Al gasto de campaña hay que añadir la falta de ingresos en esta región, ya que no recogerá beneficios al no obtener representación alguna en el Parlamento andaluz. De manera que, en estos momentos, UPyD estudia no hacer lista en toda España por falta de dinero. Tanto es así que ha dejado de personarse en causas como el 'caso Plaza'. Y para colmo, las encuestas no reflejan su presencia en el espectro político español. En Madrid, por ejemplo, no aparecen ni siquiera en la Comunidad.

Más allá de aspectos crematísticos, lejos queda aquella carta del exeurodiputado Francisco Sosa Wagner en la que planteaba un pacto con Ciudadanos. Esa misiva revolvió las tripas de el establishment oficialista de UPyD, e incitaba la respuesta literaria de Irene Lozano. La periodista no tuvo reparos en argumentar que era "difícil que alguien igualara (a Sosa) en mezquindad". Acusaba a éste de "pretender desacreditar a UPyD y en su lugar convocar la necesidad de coaligarse con C's". Añadió que su campaña, la europea, había sido la peor valorada por el CIS. Y para más inri adjuntaba el siguiente epitafeo: "Me alegro de conocerte un poco mejor, perdona que no me levante". Pese al ametrallamiento dialéctico, unas horas más tarde Irene Lozano pedía forzadas disculpas. Pero el daño ya estaba hecho, y hoy, paradójicamente, Lozano quiere liderar una candidatura alternativa a Rosa Díez, sin disimular sus repentinos guiños a Ciudadanos.

El caso de Toni Cantó ha sido, no por esperado menos doloroso. Este martes, la sombra de Díez en el Congreso de los Diputados se despedía de su jefa de filas desde Valencia. Cantó dice que lo deja todo y que vuelve al teatro, mientras los mentideros políticos avanzan que su desembarco en Ciudadanos es cuestión de meses. En este ir y venir,  Toni Cantó corroboraba el fin de semana su intención de abandonar el barco. Pero antes de la demolición de UPyD, una vez más planteaba un abrazo a Rivera, y por supuesto la dimisión de Rosa Díez, quien estos se empecina en una idea: "Unos asumen sus responsabilidades, otros se retiran. Es respetable". O, "a quienes se van quienes aparecen mejor en las encuestas".

A la pregunta de quién le queda a Rosa Díez dentro de UPyD, la respuesta mayoritaria más repetida es la de su escudero Carlos Martínez Gorriarán. Siga aquí en directo la evolución de la crisis de UPyD.

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