
A día de hoy, en el PP saben que su poder territorial se sustenta en dos zonas de importante influjo en las que el partido se ha convertido en una una fuerza electoral hegemónica: Madrid y Valencia.
La pérdida de la gobernabilidad en al menos una de las dos comunidades autónomas supondría un duro varapalo para Génova y reproduciría un cambio de tendencia importante en el color del mapa político español de cara a la próxima legislatura autonómica y a las elecciones generales que presumiblemente se celebrarán a finales de año.
Si con el tándem Cifuentes-Aguirre en Madrid, el PP cuenta con ganar, como mínimo, por mayoría simple y contar con el apoyo de Ciudadanos para formar Gobierno, la situación se complica en la Comunidad Valenciana, donde un frente de izquierda podría desalojar a Alberto Fabra del sillón presidencial. Esto provocaría que el PP no alcanzase el sexto Ejecutivo consecutivo en la Generalitat Valenciana después de los obtenidos con una mayoría simple en 1995 y cuatro mayorías absolutas seguidas en 1999, 2003, 2007 y 2011.
Según datos relativos a una encuesta que publica el diario El Mundo, una coalición entre PSOE (19,5%), Podemos (17,3%), Compromís (8,4%) y Esquerra Unida del País Valencià (EUPV) (6'8%) reuniría el 52% de los votos frente al 28% que cosecharían los 'populares'.
En el caso contrario que en Madrid, en Valencia al PP no le bastaría el apoyo de Ciudadanos, la fuerza que en la comunidad levantina lidera Carolina Punset, y que alcanzaría un 43% del voto.
De esta manera, si los partidos de izquierda del arco parlamentario valenciano consiguieran dejar atrás sus diferencias y llegar a un pacto de coalición, constituyendo un incierto 'tripartito' o 'tetrapartito', el PP perdería una de sus 'joyas' electorales después de cuatro mayorías absolutas. Un cambio trascendental en la balanza del poder territorial.
El reparto de escaños colegido de estos porcentajes dejaría al PP con una horquilla de entre 30 y 32 sillones en las Cortes valencianas frente a los 55 que acumula en la legislatura que termina. Por su parte, el PSOE pasaría de los 33 escaños actuales a 20 o 21, experimentando también una baja considerable del voto.
Irrumpe con fuerza Podemos, que sería tercera fuerza con entre 17 y 19 escaños, seguido de Ciudadanos, que alcanzaría entre 15 y 16 diputados. Por detrás vendría Compromís, que pasaría de los ocho actuales a seis y EUPV, que sumaría un diputado más a los cinco que tiene ahora mismo.
El mayor perjudicado es UPyD, que al igual que en el caso andaluz, se quedaría fuera del Parlamento regional frente a los dos escaños que ostenta en la legislatura autonómica saliente.