Política

Aguirre-Cifuentes, primer 'round': las candidatas madrileñas del PP prometen emociones fuertes

Aguirre y Cifuentes, un ticket 'caliente'. Imagen: EFE

Por mucho que los meteorólogos insistieran en anunciar inestabilidad atmosférica sobre el cielo popular semanas antes del inicio de las precipitaciones, la tormenta en el PP madrileño ha superado cualquier previsión.

El Zeus Rajoy, blandiendo su rayo a cámara lenta, pretendía que los cielos rugieran por última vez el pasado viernes con el postrero nombramiento de las esperadas candidaturas a la Asamblea y a la Alcaldía capitalinas. Con ellas, con las dos, el presidente aspiraba a que los negros nubarrones de la semana horribilis de González escamparan definitivamente de cara al inicio de la campaña del 22 de mayo. Finalmente y para su preocupación, la cosa se ha quedado en el típico huevo frito: ni sol, ni nubes, ni todo lo contrario. Y con una presión atmosférica que sigue alta en Madrid.

Llegó el día de la partida. Sin prisa y con alevosía mediática de tarde-noche previa al desahogo del fin de semana, lanzaba el presidente su particular órdago buscando la baza del reequilibrio de poder en la mesa central, tan importante para el aparato de la dirección nacional. Faroles a parte, Rajoy descubría su deseado comodín Aguirre a la baja, toda vez que Ignacio González caía definitivamente en la cuenta de que le habían repartido una mano perdedora, con las dudas razonables acerca de la identidad del croupier. Pero no todo salió a pedir de boca.

La carta del 'monigote', ese último recurso para completar el Full Cifuentes con Aguirre fuera de la dirección regional, no solo no inclinó la victoria del lado del líder sino que finalmente ha conducido el juego hacia a una fase de incómodo intercambio de fichas en las listas electorales. Porque una aspirante a alcaldesa de Madrid no descansa ni en festivo. Y la condesa consorte de Bornos menos.

Con el all in perdido a medias y la lideresa silbando tangos repanchingada en el sillón presidencial del partido en Madrid hasta nuevo aviso, Moncloa y Génova afrontan la primera semana de preparativos electorales empeñados en ofrecer una sensación de calma post-tempestad que no acaba de llegar. La candidata a la presidencia de la Comunidad, Cristina Cifuentes, ese caballo de Troya de Rajoy para desaguirrizar el PP en Madrid, no es precisamente la amiga del alma de la ahora alcaldable, al menos en lo político. Y las fricciones no se han hecho esperar. La consigna de la no beligerancia impostada ha durado lo que han tardado en llegar los micrófonos.

Porque si buscas tranquilidad, lo mejor no es elegir un ticket electoral para un combate entre dos boxeadoras con ganas de soltarse el brazo mientras los pasillos de la Asamblea de Madrid quedan habitados por un espectro político en forma de presidente los próximos dos meses. Y menos si se trata del delfín caído en desgracia de una de las candidatas.

Pero dicen que sin truenos no se ganan elecciones. Perder para poder ganar, se estaría repitiendo Rajoy en voz baja en su viaje oficial a Guatemala, mientras trataba de capear el temporal que llegaba del otro lado del charco, donde su vieja enemiga, más necesaria que nunca, se negaba públicamente a capitular. Siempre es pronto para regresar a Guatepeor.

Primeros rifirrafes

La eterna presidenta Aguirre ha sido la primera en marcar territorio. El lunes acudía a un plató de televisión después de un fin de semana ajetreado en el que salió aún más reforzada de su pulso con la dirección nacional del partido. La secretaria general del PP, la jefa María Dolores de Cospedal, le había planteado a su compañera la condición de que dejara inmediatamente la presidencia del partido en Madrid para poder presentarse a la alcaldía, algo que al final no se producirá, al menos hasta después del verano y solo si se alcanza el bastón de mando de la capital.

Sentada y rodeada de tertulianos, en un ambiente todo lo distendido que se le presume a una mañana de un lunes, Aguirre pulsaba el botón de inicio de la campaña electoral. La ex presidenta de la Comunidad de Madrid, fiel a su estilo, las tuvo de todos los colores. Con la claridad verbal que la caracteriza, se apresuró a reivindicarse "verdadera liberal" frente a una Cifuentes a la que todos colocan a la izquierda del padre. Contra los que dicen que ella es más "conservadora" que su compañera, "una excelente candidata" -que no falte la muletilla-, insistía en que viene del "ala liberal" mientras que la delegada de Gobierno comenzó en Nuevas Generaciones de Alianza Popular.

Además, la candidata a la alcaldía de Madrid prometía bajar "todos los impuestos" y aseguraba que "no piensa pisar el palacio de Cibeles", actual sede del Ayuntamiento madrileño, porque no quiere un Consistorio "megalómano", una palabra en vuelta en papel de regalo póstumo a su querido amigo Alberto Ruiz-Gallardón.

"No voy a entrar en una competición de si soy más liberal o menos"

Un día después, mismo plató, tertulianos parecidos, pero distinta invitada. Cifuentes ocupaba el centro del foco mediático y, como era de esperar, no se mordía la lengua precisamente. "No voy a entrar en una competición de si soy más liberal o menos. Me parece absurdo. Algunas personas tenemos ideas diferentes en algunos temas. Los partidos no son sectas", espetaba la delegada del Gobierno.

Y, sobre la polémica de Aguirre y la cuestión de dejarla fuera de la presidencia del partido, añadía: "Me parecía absurdo que recién elegidas la candidaturas tuviéramos que empezar con ese asunto. Se tenía que haber resuelto entre nosotros directamente porque los ciudadanos están un poco hartos en general de que los políticos nos estemos mirando el ombligo hablando de cosas internas". Primer round.

Aborto sí, aborto no

También este martes Aguirre declaraba que asistiría a la manifestación contra el aborto del próximo sábado, en clara discordancia con la línea que defiende Cristina Cifuentes, partidaria de la ley de plazos. "Pienso asistir a la manifestación contra el aborto. Mis ideas están claras. El aborto no es un derecho, es un fracaso de la mujer", decía Aguirre, que considera que hay que hacer todo lo posible para evitar lo que ella llama "asesinatos de bebes de ocho meses".

Así, la dirigente estará presente en una marcha dirigida en realidad contra el Gobierno por limitar su reforma de la ley vigente a la cuestión de la autorización obligatoria para las mujeres menores de edad. Cifuentes ya ha confirmado que no tiene ninguna intención de asistir.

Equipo Nacional, equipo regional

Que Cristina Cifuentes es la candidata bendecida por el PP nacional para debilitar el 'cantón' madrileño aguirrista no es ningún secreto, por lo que la sempiterna 'batalla' entre Génova y la dirección regional madrileña también se librará en la confección de los equipos de campaña y en las listas electorales.

Cifuentes apenas tiene poder dentro de la formación regional por lo que ha tomado 'prestado' de Génova a Juan Carlos Vera para que se encargue de comandar su campaña electoral. Vera es uno de los 'fontaneros' con más bagaje dentro del partido. No en vano, es el coordinador electoral del PP nacional y el número dos de las campañas estatales. Ángel Garrido, actual presidente del pleno del Ayuntamiento, será el responsable de organización.

Aguirre, por su parte, se ha entregado a uno de sus colaboradores más fieles, Iñigo Henríquez de Luna, actual portavoz en la Asamblea de Madrid. La elaboración del programa recaerá en David Pérez, alcalde de Alcorcón. Harán la campaña juntas, pero nunca revueltas.

'Cuota Cifuentes'

Estamos sin duda en la semana clave dentro de un proceso que culminará con la confección de las listas, tanto para la Comunidad como para el Ayuntamiento. El PP madrileño anunció este lunes una decena de candidatos a alcaldes y proseguirá con la selección hasta cerrarla el viernes, cuando habrá comité ejecutivo regional y una junta directiva del partido. La presentación oficial de los candidatos se hará el domingo, en San Sebastián de los Reyes. Rajoy pretende asegurar su 'cuota' Cifuentes también en la candidatura de Aguirre, así que la última palabra la tendrá el aparato del partido, como siempre se ha hecho, para poner o quitar los nombres que le venga en gana.

Con estos mimbres, la dupla Cifuentes-Aguirre parece perfilarse como un ticket electoral de lo más caliente. Una operación supuestamente muy medida en la que Rajoy ha querido nadar y guardar la ropa debilitando el eje Aguirre-González y tratando de contrarrestar el 'efecto Gabilondo' con una candidatura progresista que tire de la cuerda del espectro ideológico, algo que no acaba de convencer en determinados círculos del partido, que opinan que parecerse en planteamientos a la candidatura socialdemócrata 'original' es un riesgo electoral innecesario. Las urnas darán o quitarán la razón.

Relacionados

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky