Pristina, 15 jun (EFE) - Kosovo estrenó hoy una nueva Constitución que le otorga competencia propias de un Estado, aunque mantiene en manos de la comunidad internacional el control de importantes áreas, como Policía, Justicia y Aduanas.
Con la firma a las 12.00 (10.00 GMT) por el presidente, Fatmir Sejdi, de un paquete de leyes subordinados a la Carta Magna, comenzó la aplicación del documento, que fue aprobado por unanimidad en el Parlamento de Pristina el pasado día 9.
Por la tarde, una solemne ceremonia en el lujoso Pabellón Rojo del centro de Pristina, fue el marco de la entrada en vigor de una Carta Magna cuyo párrafo introductorio define a le República de Kosovo como un "Estado independiente, soberano, democrático, único e indivisible" y destaca su condición de sociedad "multi-étnica".
Al acto no acudieron representantes serbios, aunque sí de Estados Unidos y el enviado especial de la UE en Kosovo, Pieter Feith.
El documento consta de 40 capítulo y 160 artículos, que regulan el funcionamiento de esta república con el albanés y el serbio como lenguas oficiales.
El presidente kosovar, Fatmir Sejdin, aseguró durante la ceremonia que el país "ha nacido de la manera correcta" y expresó su deseo de que la ex provincia serbia sea reconocida pronto como "el miembro 193 de la ONU".
Ya por la mañana, Sejdin aseguró que el suyo será un país "de todos sus ciudadanos, de las mayorías y de las minorías".
Por su parte, el primer ministro del joven país, Hashim Thaçi, aseguró que la entrada en vigor de la Constitución es el "segundo paso más importantes, tras la declaración de independencia, en la consolidación" de la libertad del país y recordó que el proceso estuvo lleno de "desafíos".
El nuevo entramado legal invita a la Unión Europea a asumir la supervisión de la aplicación del plan del ex enviado especial de la ONU a la región, Martti Ahtisaari, quien hace un año propuso un Kosovo independiente tutelado por la UE y con amplios derechos para las minorías étnicas.
Igualmente, la Constitución que entró hoy en vigor pide a la OTAN que se haga cargo del control de la seguridad en la ex provincia serbia y que se responsabilice del entrenamiento de sus futuras fuerzas de seguridad.
La luz verde al texto constitucional continúa el camino iniciado el pasado 17 de febrero, cuando Kosovo declaró unilateralmente su independencia de Belgrado.
La soberanía kosovar ha sido reconocida por 43 países, entre ellos Estados Unidos y algunos países europeos, aunque Rusia y Serbia consideran la medida ilegal y exigen nuevas negociaciones para llegar a un acuerdo sobre el estatuto de la región.
Los cuatro meses transcurridos desde la proclamación de independencia han sido empleadas por las autoridades de Pristina como un "periodo de transición" durante el que preparar la maquinaria del Estado y asumir la administración del país, hasta ahora en manos de Naciones Unidas.
La propuesta de Ahtisaari planteaba que una misión de la UE (EULEX) reemplazara a la representación interina de la ONU (UNMIK) que administra la región desde 1999.
Las divergencias entre las potencias mundiales impidieron que este plan fuera discutido en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Ahora, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon ha puesto sobre la mesa una nueva alternativa que pone a EULEX bajo el paraguas de la ONU, al tiempo que reduce la presencia de UNMIK.
En ese sentido, Sejdi, indicó que el papel de la ONU en Kosovo será "simbólico" aunque insistió en solicitar la ayuda internacional para consolidar "el imperio de la ley" en la zona.
Por su parte, el presidente serbio, Boris Tadic insistió hoy en que la Constitución kosovar no tiene valor legal y calificó su aprobación como un "un acontecimiento político con consecuencias dañinas".
Serbia, dijo Tadic a los medios locales, sigue considerando Kosovo como parte de su territorio y defenderá su integridad con "medios pacíficos y diplomacia, no con violencia".
De hecho, la minoría serbia, que supone el 10 por ciento de la población de Kosovo, ha empezado ya a establecer sus propias estructuras políticas e inaugurará el próximo día 28 una Asamblea propia en la ciudad de Mitrovica.
Esta medida está respaldada por Belgrado y, según Tadic, sólo busca asegurar que se oiga la voz de los "representantes legítimos" de los serbios de Kosovo.
El planteamiento serbio habla de una "división funcional" entre las dos comunidades en Kosovo.
Sin embargo, la nueva Constitución insiste en el carácter "único e indivisible" del país y apuesta por el camino de la integración con medidas de discriminación positiva para las minorías, especialmente la serbia.
Así, esta comunidad dispondrá de 10 escaños reservados entre los 120 del Parlamento, el uso del serbio como lengua oficial, una universidad pública, la autonomía de la Iglesia Ortodoxa y la protección de su patrimonio y el permiso para mantener lazos especiales con Belgrado, incluso la doble nacionalidad.
Pese a que el texto constitucional remarca el carácter multi-étnico de Kosovo y de que sus símbolos (bandera, escudo e himno) han sido diseñados para respetar a todas las comunidades, los serbios de Kosovo tienen el sentimiento de que Occidente se ha apropiado de su tierra.
La tensión entre las dos comunidades ha sido especialmente dura en Mitrovica, donde ayer un serbio disparó contra un policía albano-kosovar hiriéndolo en el estómago.
Según las autoridades kosovares, el agresor pertenece a los "Guardias del Zar Lasar", un grupo radical minoritario serbio opuesto a la independencia de Kosovo.
A la fragilidad política se une la pésima situación de la economía más débil de Europa, minada, además, por bandas de crimen organizado.
El alto desempleo, las bajas exportaciones e incluso los problemas de suministro eléctrico contribuyen a tensar más el país.