
Los primeros sorprendidos de la herencia de Jordi Pujol, y sobre todo del argumento dado por el hoy solo expresident de Cataluña -ofrecido a los medios el pasado viernes para justificar una cuenta en Andorra-, han sido su hermana, María Pujol i Soley y, su cuñado, el abogado e historiador de la economía, Francesc Cabana. "¿De qué herencias hablas, Jordi?", le contestaron al escuchar su relato.
Este miércoles el diario La Vanguardia detalla el encuentro que Jordi Pujol mantuvo con su hermana y el esposo de ésta el pasado 25 de julio, festividad de Santiago Apostol. Pocas horas después hizo llegar a través de un comunicado su versión de los hechos.
Tras la confesión de Jordi hacia el matrimonio Cabana-Pujol, su hermana hizo notar que no sabía que su padre hubiese legado dinero alguno a sus cuñada y sobrinos.
De hecho, María Pujol no recibió más que unas pocas acciones de la Banca Catalana tras la muerte de su padre, Florenci Pujol, tras un ataque al corazón en 1980.
Aunque no fue lo único que recibió ya que Florenci regaló antes de morir un piso a cada hijo y compró otro para si mismo cerca de su hija, donde pasó los últimos días de su vida. Este apartamento fue vendido cuando falleció la mujer de Florencio y madre de los Pujol y Soley. La venta se repartió entre los dos hijos al 50 por ciento.
Nunca antes, Jordi Pujol había hablado largo y tendido con su hermana y su cuñado sobre sus negocios ni sobre los de sus hijos. Tanto es así, que llama la atención que sólo nombrase el tema una vez. Volvía de una visita a su primogénito en México, donde el joven Pujol Ferrusola había inaugurado un hotel, cuando al ver a su hermana le comentó: "Jordi tiene unos socios que no me han gustado nada".
Hasta ahora, a su familia ni se le pasaba por la cabeza que el expresidente de la Generalitat pudiese haber mantenido tantos años, y en secreto, esas cuentas.
Durante esta reunión, Jordi Pujol estaba"muy hundido" y repetía una y otra vez a su hermana y a su cuñado "perdón, perdón".
No en vano, la familia, recoge el diario barcelonés, ha pasado de la incredulidad y la indignación por no conocer ni la existencia de esa herencia, a la compasión hacia Jordi. Hasta se despidieron de él con un "que Dios te ayude".
El diario ARA también ha publicado la información del encuentro entre Jordi Pujol y su hermana y cuñado, y añade, que, siempre según el relato de Cabana -estrecho colaborador de Pujol y que trabajó con él en Banca Catalana-, el expresidente se disculpó repetidamente con su hermana y su cuñado, que primero sintieron incredulidad e indignación, aunque luego sobretodo compasión por ver a su familiar "derrotado".
Explica que Maria Pujol heredó de su padre -fallecido en 1980- acciones de Banca Catalana y una casa en la que estuvo viviendo la madre hasta que murió, pero no tuvieron nunca conocimiento de la existencia de dinero en el extranjero.
Asegura que desde que el viernes les confesó lo sucedido no han vuelto a verle ni saben donde está, por lo que no han podido hablar con él después de que renunciase a sus prerrogativas como expresidente de la Generalitat y a sus cargos honoríficos en CDC y CiU.