"El matrimonio entre homosexuales es tratar de la misma manera lo que es diferente. Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera nunca pueden dar dos manzanas porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta", así se expresaba hace nueve años la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que ha pasado de criticar el matrimonio homosexual a acudir al "lobby gay" (tal y como ella lo señaló en cierta ocasión) para promocionar la ciudad como destino turístico para gays y lesbianas.
Esta semana, el Ayuntamiento ha promocionado Madrid en Berlín para impulsar el turismo homosexual. La propia Botella, incluso, se desplazó a Alemania para loar las virtudes de Madrid.
Además, la primera edil firmó el miércoles -en el marco de la feria ITB- un acuerdo de trabajo con Klaus Wowereit, su homólogo en Berlín y abiertamente homosexual, para mejorar el posicionamiento internacional y la imagen de la ciudad en el mercado LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales).
Además, Madrid acogerá en mayo la Convención Anual de Turismo Gay. Sin embargo, Botella había brillado en el pasado por su belicosidad frente a este colectivo. En enero, también había aprovechado Fitur para visitar la asociación internacional de viajes para homosexuales y hablar con los promotores del Orgullo.
Peras, manzanas y "el amigo gay": la evolución
Sin embargo, Botella nunca había estado tan receptiva ante los problemas de este colectivo sexual: todo sea por atraer a estos visitantes internacionales. De hecho, en 2005, la política indignó a los activistas rosas por criticar la aprobación del matrimonio homosexual con su polémica comparación con "peras y manzanas".
Por su parte, el Cogam (Colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Madrid) siempre le ha criticado por su actitud ante la fiesta del Orgullo Gay: multas por ruido y sus reticencias al desfile centran las quejas.
Las tornas ahora parecen haber cambiado y la razón parece ser económica: según diversos estudios, el turismo homosexual crece el doble que el general (un 10% frente a una tasa que no llega al cinco). De hecho, hace sólo dos años, Botella comenzaba su conversión desde las páginas de Vanity Fair, donde afirmaba tener amigos gays, "como todo el mundo".
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