
Un nuevo incidente en la frontera de Gibraltar ha reavivado el conflicto entre Reino Unido y España. El Gobierno de Cameron calificó de "extremadamente grave" la supuesta violación de la Guardia Civil de la valija diplomática británica el pasado viernes y varios de sus diputados llegaron a pedir en el Parlamento que se refuerce la presencia de buques de guerra de la Royal Navy en el Peñón para poner fin al "continuo hostigamiento".
Tan sólo un día antes, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, había asegurado que que las sacas interceptadas "no eran técnicamente valija diplomática según la Convención de Viena, porque no salieron de una embajada o un ministerio". Al parecer, el Guardia Civil que se encontraba en la frontera inspeccionó dos maletines con documentación procedentes de la oficina del gobernador británico en Gibraltar, James Dutton.
Según publica El Confidencial, el ambiente vivido ayer en la Cámara de los Comunes fue inusitadamente hostil hacia España. Cameron acusó al Gobierno de Mariano Rajoy de "violar el principio de inmunidad diplomática" y prometió solemnemente "defender los derechos del pueblo de Gibraltar y la soberanía" del Peñón. El primer ministro británico dejó en evidencia a García-Margallo cuando aseguró que Madrid había "ofrecido garantías de que algo así nunca volverá a ocurrir".
Amenazas explícitas
El secretario de Estado británico para Europa, David Lidington, subió aún más el tono y lanzó una amenaza a los más de 6.000 españoles que cada mañana cruzan la frontera para trabajar en Gibraltar: "Una escalada mayor de la tensión podría perjudicar a todas las partes, en particular a las miles de familias españolas que se benefician directa o indirectamente de la prosperidad económica de Gibraltar".
Robert Neill, diputado conservador, fue un paso más allá y urgió a Cameron a "redoblar los esfuerzos para explicar a nuestros aliados de la OTAN que la actitud del Gobierno español, que se está rebajando a los niveles de los gobiernos de Francisco Franco, no es aceptable". Y pidió "reforzar el despliegue" de la Royal Navy en el Peñón. Medida que fue posteriormente apoyada por otros dos diputados conservadores.
En este sentido, el también conservador Andrew Rosindell exigió incluso la "expulsión inmediata" del embajador español en Londres, Federico Trillo, posición que el diputado del Partido Laborista Gerald Kaufman secundó: "Si un incidente parecido vuelve a ocurrir, el embajador español debería ser expulsado de este país".