
El pasado jueves, la vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, afirmaba, refiriéndose a la frialdad patente en las relaciones entre Mariano Rajoy y Artur Mas que el diálogo "había echado a andar".
La afirmación parecía falta de sustancia ante la ausencia de toda evidencia de que se estuviese gestando un entendimiento efectivo entre ambos, después de una serie de desencuentros.
Los empresarios catalanes ya advertían a ambos que se necesitaba un diálogo que permitiese desbloquear la situación estancada: Artur Mas, sin ceder en su deseo de realizar una consulta independentista en Cataluña; Mariano Rajoy, hermético en la respuesta de que ese proceso no estaba contemplado por la Constitución española, por lo que no tendría lugar.
Sin embargo, el incipiente acercamiento anunciado con timidez por Sáenz de Santamaría se ha tornado más creíble, ante las nuevas actitudes que parecen haber adoptado ambos líderes políticos y de las que se ha hecho eco el diario La Vanguardia.
Orden de Rajoy: rebajar el tono
Según este diario, el presidente Rajoy ha pedido al Partido Popular -especialmente, a sus miembros del PPC- que rebajen el tono sobre el conflicto independentista en Cataluña. Tras varios meses en los que ha hecho gala de una postura que oscilaba entre la indiferencia y la cerrazón sobre toda posibilidad de una consulta soberanista, el jefe del Ejecutivo ha emprendido un viraje justificado por la conclusión de que el choque de trenes solo ha conseguido alimentar más el sentimiento independentista y antiespañol entre los ciudadanos catalanes.
El año de confrontación vivido entre Estado y Generalitat ha tenido como resultado un crecimiento exponencial del apoyo social al proceso independentista por el que ha apostado Artur Mas aupado por Esquerra Republicana y su carismático líder, Oriol Junqueras. Esto es lo que ahora pretende corregir Mariano Rajoy con su nueva estrategia.
El cambio de estrategia de Rajoy ha sido curiosamente acompañado por otro, sincronizado en tiempo, de su antagonista. Artur Mas va a establecer ahora una nueva prioridad en su mandato: salir de la crisis y sacar adelante la maltrecha economía catalana.
El pasado martes, en una reunión del Consejo Ejecutivo, el 'president' dio una orden clara a sus consejeros: el objetivo está ahora en "ganar confianza para sacar el país de la crisis", relata hoy La Vanguardia.
El renovado interés del Govern por la economía no implica dejar a un lado el proceso independentista, sino focalizar los esfuerzos en explotar los incipientes buenos resultados económicos que comienzan a traslucir en la comunidad autónoma, donde se atisba ya una salida de la recesión con un 0,1% de crecimiento.
El giro de Artur Mas también ha coincidido con la sucesiva publicación de encuestas que auguran una pérdida importante de escaños por parte de CiU y el ascenso imparable de ERC, que ya registra una mayor intención de voto para un futuro gobierno de Cataluña.
Las encuestas negativas que cosecha el partido del 'president' suponen un buen motivo para que este intente volcar ahora sus esfuerzos en comunicar a la sociedad catalana los frutos positivos de su gestión económica para salir de la crisis.
Ciutadans no se fía
Este cambio de estrategia no ha tardado en ser criticado por Ciutadans. Su secretario general y portavoz, Matías Alonso, ha sostenido que la Generalitat "pretende dar la imagen de un cambio de prioridad", en el que la economía prevalece sobre el proceso soberanista, cosa que C's no cree que sea cierto.
En un comunicado este domingo, ha considerado que aunque el presidente del Govern, Artur Mas, quiere vender la idea de que la solución a la crisis para por encima de la independencia, "en la práctica sigue todo igual".
"La prioridad de Mas es interpretar su papel de gran timonel de un buque fantasma hacia Itaca y pasar a la historia como el líder que consumó la secesión", ha expuesto. Alonso ha señalado que esta postura no da réditos a CiU, que "pierde adeptos" en las encuestas, y ha añadido que, además, es ERC quien lidera el debate de la consulta.