
La vaga posición sobre el movimiento independentista en Cataluña que mantiene el líder socialista en la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, debido a la frágil situación con el PSC, se vio especialmente reflejada con la celebración de la fiesta nacional española, el 12 de Octubre.
Mientras que el jefe de la oposición participaba en los actos tradicionales de celebración en Madrid, que presidió por primera vez el príncipe Felipe por la convalecencia del Rey, en Barcelona tenía lugar una situación insólita: al menos 30.000 personas se manifestaban para reivindicar una Cataluña dentro de España.
La concentración, que tuvo lugar en la Plaza de Cataluña, fue convocada por el PP y Ciutadans y logró ser un éxito de asistencia, pese al baile de números. Los asistentes se cifraron entre los 30.000, según la guardia urbana, y los 100.000, según la Delegación del Gobierno. En cualquiera de los casos, y tomando como referencia el dato menor, supone quintuplicar la participación en una manifestación por la unidad de España con motivo del 12 de Octubre.
Alicia Sánchez-Camacho, líder del PP catalán, se mostró muy crítica con la ausencia de los líderes de Unió, Duran i Lleida; y del PSC, Pere Navarro. Ambos son contrarios a la independencia de Cataluña y mantienen una postura ambigua al respecto, apelando a la realización de una consulta legal que, sin embargo, no contempla la Constitución española.
La postura de los socialistas catalanes ha generado una brecha con el partido central. El PSOE, no obstante, ha apostado por una 'postura blanda' para no adentrarse en una ruptura con la rama catalana de la formación, que supondría agravar la imagen de debilidad en el liderazgo de Pérez Rubalcaba.
Contradicción
La ambigüedad y la contradicción volvió a marcar la figura de Rubalcaba por este motivo. La ausencia de apoyo por parte de representantes socialistas en una manifestación que clamó por un encaje de Cataluña en España contrastó con la celebración de Rubalcaba del discurso de unidad que pronunció el Príncipe en el Palacio Real en nombre del Rey.
Don Felipe de Borbón incidió en la necesidad de destacar "lo que nos une como país" y pidió un compromiso para construir un futuro de unión.
El líder socialista calificó este mensaje de "innovación afortunada", ya que el discurso no estaba dentro de la agenda habitual, incurriendo en una patente contradicción al mostrar indiferencia hacia un mismo mensaje de unidad que transmitieron miles de catalanes desde Barcelona.
Alicia Sánchez-Camacho no tardó en reprochar el ambiguo gesto a Rubalcaba. La líder del PPC cargó este domingo contra el jefe socialista por "abandonar el discurso de defender España" al no apoyar la manifestación que tuvo lugar en Barcelona. Antes, había asegurado que la ausencia de los socialistas en esta reivindicación de unidad suponía un "error histórico".
Camacho pidió a Rubalcaba que defina su posición y que "rectifique y corrija su error", tras explicar el abandono de un acto que, desde su punto de vista, dio voz a otra parte de la sociedad catalana que ha sido ahogada por el furor independentista.
Rubalcaba, el líder peor valorado
La estrategia de la ambigüedad no parece beneficiar en exceso a Alfredo Pérez Rubalcaba como líder. Más bien al contrario: las encuestas continúan consolidando el declive socialista y la imposibilidad del partido de amortizar el desgaste del Gobierno y sus medidas impopulares en plena crisis económica.
Un último sondeo publicado este domingo ha revelado que el PSOE perdería a más de dos tercios de los votantes que tuvo en las pasadas elecciones, y que solo uno de cada tres votantes repetiría su elección.
Además, el estudio demoscópico le sitúa como el líder político peor valorado, por debajo del presidente Mariano Rajoy, quien también ha sufrido un gran varapalo en su imagen por la gestión realizada en los dos últimos años. Rubalcaba protagoniza una caída en picado de 17 puntos, siendo estimado solo por el 13% de los encuestados.