Política

Análisis | Susana Díaz: ¿ha nacido una estrella en el PSOE?

Susana Díaz. Foto: EFE.

Susana Díaz aterrizó ayer en Madrid con un discurso periférico que sonó a nuevo, aunque la flamante y joven presidenta de Andalucía tras la dimisión de José Antonio Griñán es una mujer del aparato socialista, sin otras habilidades conocidas que la política. Susana Díaz cuestiona a Zapatero y asume la culpa del PSOE sobre Cataluña

En efecto, su discurso en la capital del reino, pronunciado con la frescura que sólo puede exhibir quien está de visita, desveló un diagnóstico del problema catalán que todo su auditorio compartía pero que nadie de la familia socialista había querido hasta entonces enunciar: la crisis proviene de la ingenuidad de Rodríguez Zapatero al anunciar en 2003 ante Maragall que admitiría cualquier Estatuto de Autonomía que el parlamento catalán sometiera a su consideración, de la gruesa campaña anticatalana que el PP desplegó durante todo el trámite estatutario, y de los errores de un Tribunal Constitucional que no fue capaz de advertir que su sentencia adversa, emitida con un extraordinario retraso de cinco años y después de que el Estatuto hubiera sido refrendado por los propios catalanes, produciría desgarros de muy difícil sutura.

La autocrítica es, ya se sabe, un ingrediente esencial de cualquier catarsis, y el Partido Socialista está intentando una renovación interior que requiere examen de conciencia e interiorización de errores cometidos. En este sentido, la claridad franca de Susana Díaz, capaz de prescindir por una vez de los argumentarios oficiales y oficiosos y de utilizar el lenguaje para que se le entienda, ha sido tan refrescante como seductora. Y personajes tan curtidos como Belloch, el actual alcalde de Zaragoza y antiguo exministro de Interior y Justicia, han asegurado que "ha nacido una estrella" al explicar el embeleso que les ha causado la joven lideresa andaluza, que ha aterrizado cuando, como es sabido, el PSOE tienen abierto del debate sobre quién habrá de ocupar la cabecera de cartel en las próximas generales.

El acierto de Díez, indudable, no va en todo caso más allá de sí mismo. No garantiza la trayectoria futura ni mucho menos acredita un bagaje tranquilizador. Tampoco es fácil saber todavía si Díaz aspira a aprovechar su visibilidad actual para internarse en la política nacional e incluso para aspirar al liderazgo socialista. De momento, lo único cierto es que, en un PSOE en que las candidaturas a suceder a Rubalcaba son un dechado de mediocridad, la aparición de un nuevo personaje con algún atractivo provoca una gran conmoción. Pronto veremos en qué para todo esto.

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