
Es evidentemente pronto para buscar el relevo de Rajoy ya que de momento no se atisban en él intenciones de dimitir, pero no puede descartarse la hipótesis una vez que Bárcenas, resentido, ha decidido aportar toda la documentación de que dispone para una especie de macabra socialización del sufrimiento, que es consecuencia de la irritación que le ha producido el fracaso del chantaje al que pretendía someter al PP. Varios miembros del PP urgen convocar a la Junta Directiva para que Rajoy dimita | En directo: todas las reacciones
Según fuentes de Génova 13 consultadas por Reuters, "la mejor opción para Rajoy es organizar un proceso para ceder su liderazgo "en otra persona del partido". Otra fuente anónima va más allá aún y señala a la vicepresidenta Soraya Saez de Santamaría como una de las personas que podría suceder a Rajoy, ya que parece formar parte de esa nueva generación de políticos populares no afectada por el escándalo del extesorero. Rajoy: "Los SMS ratifican que el Estado de Derecho no se somete a chantaje"
¿Destituir a Gallardón?
Lo cierto es que la posición de Luis Bárcenas no era realista porque, con independencia de la resistencia ética del PP, parece evidente que la sociedad de este país no hubiera transigido en absoluto con la manipulación procesal y judicial que el extesorero pretendía y que, según se ha escrito, algún abogado desorientado le llegó a proponer: destitución del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón -que es quien supuestamente orienta al Ministerio Fiscal-, y nulidad de las actuaciones para que toda la corrupción quedara en nada.
La gran pregunta que planea sobre la situación es ésta: ¿es posible eludir la dimisión del presidente Rajoy si se acredita que cobró sobresueldos siendo ministro de Aznar, con la consiguiente vulneración de la ley 12/1995 de Incompatibilidades de los Miembros del Gobierno, lo que le acarrearía una indudable responsabilidad política a pesar de que las infracciones habrían prescrito?
En la inmensa mayoría de las democracias, la respuesta sería no, pero aquí dependería seguramente de la reacción de los conmilitones de Rajoy -alguno ha pedido ya la reunión del Comité Directivo para estudiar el caso-, y de la presión que ejerzan la oposición, los medios nacionales e internacionales, la sociedad civil y la calle.
También habrá que ver si Luis Bárcenas consigue o no probar los cobros recientes en metálico a Rajoy y a Cospedal -en 2008, 2009 y 2010- de los que ha hablado ante Ruz en la declaración de hoy? Sin descartar otras acusaciones posibles que se irán conociendo a medida que se expliquen los testigos y se acceda al sumario, cuyo peso dependerá de la fuerza probatoria de la documentación presentada por el extesorero.
El banquillo del PP
¿Y quién podría ser el candidato propuesto al Parlamento por el PP para sustituir a Rajoy, llegado el caso? Debería ser una persona con prestigio personal, fuertemente vinculada al núcleo duro del partido pero sin pertenecer propiamente a él, ya que las salpicaduras de los casos Bárcenas y Gürtel han señalado a la mayoría de los miembros Génova. Y no hay muchas personalidades con estas características.
En realidad, sólo cumpliría todos esos requisitos algún miembro del Gobierno o algún barón autonómico. Entre los primeros, sobresale Soraya Sáenz de Santamaría, que llegó recientemente a la cúpula popular y no ha tenido ocasión de contaminarse, y en segundo término se sitúa Alberto Ruiz Gallardón, quien se ha cuidado de no salpicarse aunque disfruta de pocas simpatías en el aparato. Entre los barones territoriales, hay únicamente dos nombres redondos: el gallego Alberto Núñez Feijoo y el presidente saliente del PP vasco, Antonio Basagoiti.
A primera vista, parece que Soraya tendría todos los ases en la mano, aunque algunos de los mencionados darían seguramente la batalla para ocupar la primacía.
De momento, son sólo especulaciones, pero sin duda en el seno del PP han comenzado solapadamente los movimientos.