Política

El análisis| La única opción de Rubalcaba es contagiar al partido de propuestas convincentes

Alfredo Pérez Rubalcaba. Imagen: EFE

Se esperaba con curiosidad la reunión de este lunes de la Ejecutiva socialista, tras el ruido mediático en torno a renovación del partido y al lanzamiento un tanto extraño de los nombres conocidos para ejercer el liderazgo, con Eduardo Madina y Patxi López a la cabeza. Y, sin embargo, el anuncio durante el fin de semana de que la reunión se abordaría el proyecto federal del PSOE ha restado importancia pública a las conspiraciones. Madina no descarta presentarse a las primarias

Con todo, por supuesto, en el interior del principal partido de la oposición se mantiene la preocupación por la decadencia de la opción política, que no logra sacudirse el pasado reciente que la aprisiona ni capitalizar el desgaste del gobierno en la gestión de la crisis.

El nerviosismo de las bases socialistas , y de una parte relevante del aparato, a pesar de la exclusión de quienes respaldaron en Sevilla a Chacón de los órganos de gobierno- se debe primordialmente a la evidencia de que no hay respuestas puntuales a las inquietudes sociales generadas por la crisis.

Una dirección contaminada

El hecho incuestionable de que la contaminación de la actual dirección socialista por su participación activa en la política de la legislatura anterior tiene un efecto inhabilitante. Naturalmente, si Rubalcaba y su equipo se ponen en marcha y efectúan propuestas creativas y convincentes, el malestar a su alrededor se mitigará.

Esto es lo que ha sucedido al presentarse la propuesta federal, que resulta muy pertinente, que ofrece una salida al PSC (y una vinculación del PSOE federal con el socialismo catalán) y que deja la iniciativa en manos del principal partido de la oposición (la reforma del Senado tiene ya la aprobación del PP, y está por ver si se formaliza o no un verdadero consenso sobre el conjunto de la 'federalización').

Hasta ahora, la tesis del 'aparato' de que primero había que renovar las ideas para proceder después a la apertura del partido a la sociedad en forma de primarias parecía un pretexto, una excusa de mal pagador, para cerrar filas y justificar el inmovilismo.

Si la dirección del PSOE comienza a moverse y a ofrecer respuestas a las demandas de la sociedad civil, su hoja de ruta resultará verosímil. Entre otras razones porque Rubalcaba tiene un indudable peso específico, y los aspirantes, todos bastante bisoños y con evidentes carencias, por ahora, no se atreverán a dar la batalla directamente.

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