Política

Andalucía y Galicia reavivan la guerra de los comedores escolares: de la "solidaridad alimentaria" a la tasa del tupper

Un comedor escolar vacio. Foto: EFE.

Andalucía aprobará en abril un decreto ley de lucha contra la exclusión social en los comedores que enarbola la "solidaridad alimentaria". Según la consejera Susana Díaz (PSOE), el objetivo es que todos los niños de la comunidad hagan al menos tres comidas al día. Fiambrera a vueltas en Cataluña y Madrid

Según Díaz, de lunes a viernes los niños andaluces tendrán garantizadas en sus centros escolares tres comidas -desayuno, almuerzo y merienda-, algo importante ya que según las estadísticas uno de cada seis menores en esta comunidad están una situación de pobreza extrema. La medida, con una dotación económica de unos 16 millones de euros, es el último episodio de la guerra de los comedores escolares.

En la misma línea, el presidente canario Paulino Rivero (CC) anunció a finales de marzo la apertura de algunos colegios en verano en los que unos 8.000 alumnos podrán hacer uso de los comedores. En febrero, además, este gabinete se comprometió a aumentar las ayudas tras detectar que muchas familias -casi 12.000- no podían pagar la cuota.

El modelo gallego

En el extremo opuesto del país, la Galicia de Alberto Núñez Feijóo (PP) quiere ampliar el copago en los comedores escolares de forma que no pueda ser gratuito para las rentas más altas y que no paguen las familias con ingresos de mil euros o menos. No obstante, las cifras aún no están claras, la oposición se queja y amenaza con recurrir al Tribunal Constitucional: la autonomía se convertirá en la primera con una población muy dispersa que no garantiza la gratuidad del comedor para los alumnos que tienen derecho al transporte.

El objetivo es mantener el copago instaurado en 2007 pero "dotándolo de una auténtica progresividad", según los impulsores. Más de un 57% de las familias usuarias del servicio serían beneficiarias de la gratuidad total; un 10% abonarían un euro; un 8,4%, sobre 2,50 euros y un 24% debería pagar 4,50 euros, que es el coste completo del servicio, argumenta la Xunta.

Hasta ahora un 92% de los estudiantes no pagaba ni un euro: así, este recorte de la Xunta afectará a 20.000 familias, que desde el curso que viene tendrán que pagar entre 20 y 90 euros porque su hijo almuerce en el colegio.

Por último, el consejero de Educación, Jesús Vázquez, "no contempla" la posibilidad de que los alumnos puedan llevar tupper aunque, si "llegado el momento" hay que hacerlo, ha descartado que cobre por ello.

Este mismo miércoles, el Consejo Escolar de Galicia rechazó el nuevo Decreto y propuso la devolución del texto al Ejecutivo autonómico para su modificación.

Precisamente en la semana del funeral de Margaret Thatcher, conviene recordar que la británica saltó a la fama por primera vez por quitar la leche del menú de estos centros infantiles. La indignación fue tal que se ganó la coplilla Margaret Thatcher, Milk Snatcher (algo así como 'robaleches'). Este apodo, junto con el de la Dama de Hierro, le acompañaría hasta el fin y da una idea de la fuerza que la alimentación de los niños en colegios públicos tiene en la agenda pública.

Menos subvención, más fiambreras

La crisis se nota en los comedores escolares y varias autonomías ya han metido la tijera. Así, Baleares y Murcia, por ejemplo, redujeron las becas. Valencia quitó siete millones del presupuesto y Cataluña dos en 2012, mientras que en Madrid pasó de 29 millones a 21. Como muestra un botón: la factura mensual de los comedores catalanes para un alumno asciende ahora a 150 euros.

También hay soluciones intermedias, como Castilla La Mancha, que mantuvo las subvenciones solo para colegiales a jornada partida que usan el transporte escolar. Otras autonomías como Castilla y León, Euskadi, Navarra y La Rioja no han tocado estas partidas.

Así, a medida que se reducen las subvenciones públicas para las familias, proliferan las tarteras en los colegios. Las Administraciones públicas debaten ahora como afrontar el fenómeno del tupper. Cataluña fue la primera en regularlo, seguida de Valencia -que luego descartó una tasa- y Madrid.

Desde este curso, la Generalitat de Artur Mas (CiU) cobra entre uno y cuatro euros diarios a los alumnos que lleven tartera, aunque la tasa varía en función del colegio por la utilización de las instalaciones.  Por su parte, el Madrid de Ignacio González (PP) ordenó que fueran los consejos escolares de cada centro los que establezcan las condiciones para que los niños puedan llevar la comida de casa y se ahorren el gasto de comedor, que este año ha subido a 4,8 euros (en el caso catalán es de 6,2).

La tasa de pobreza infantil en España se sitúa en el 20%, midiendo el porcentaje de niños que viven en familias con ingresos inferiores a la mitad de la media nacional. Este índice desplaza la situación española al puesto 26 y sólo tienen porcentajes de pobreza infantil superiores Letonia, EEUU y Rumanía, según un estudio realizado por Unicef del periodo 2000 a 2010.

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