Política

El análisis | La justicia golpea a un PP pasivo y acorralado, incapaz de reaccionar

El 'caso Bárcenas' se ha tornado en la peor pesadilla del PP. Imagen: Archivo

Así las cosas -tras la intención de la Audiencia investigar la contabilidad B de Génova 13-, el PP debería ir preparando el terreno para reconocer, como mínimo, un extraordinario caos contable en el partido, perfectamente compatible con la corrupción, durante las décadas en que Bárcenas, solo o acompañado, gestionó -es un decir- las finanzas populares.

Apenas unas horas después de que el Partido Popular anunciara que había presentado demanda civil contra el medio de comunicación que publicó los 'papeles de Bárcenas' y contra quien resultara ser el autor de aquella 'contabilidad B', el juez Ruz, de la Audiencia Nacional, se hacía cargo del 'caso Bárcenas' como pieza separada del 'caso Gürtel' porque la UDEF, la Unidad de Delitos Económicos y Financieros que comanda el ministro Fernández Díaz, había encontrado coincidencias entre las entradas y salidas contenidas en la mencionada 'contabilidad analítica' (así la llamó Bárcenas al convertirla en acta notarial) y los movimientos de Gürtel, especialmente en su ramificación gallega. | Bárcenas se siente maltratado.

Bofetón de la justicia

Con esta ilación argumental, el bofetón al PP ha resultado ser antológico: el juez Ruz piensa, de entrada, que los papeles del extesorero, escritos de su puño y letra por cierto según opinión de los calígrafos, son veraces, o al menos verosímiles, ya que reflejan algunas anotaciones también contrastadas en el gigantesco escándalo de expolio de dinero público que fue 'Gürtel'.

En otras palabras, la interpretación de la realidad que parece abrirse paso es ésta: Bárcenas incorporó al presupuesto oculto del PP cantidades provenientes de donaciones anónimas entregadas por empresas y de comisiones corruptas proporcionadas por Francisco Correa, y de ese maná, en parte oscuro y en parte inconfesable, recogió el propio contable -Bárcenas- una ingente cantidad de dinero que puso a su propio nombre. Entiéndase bien: serán los tribunales los que impondrán o negarán esta descripción, pero de momento es la que la Audiencia Nacional está adoptando ostensiblemente como hipótesis de trabajo.

Lo que debería hacer el PP

Así las cosas, el PP debería ir preparando el terreno para reconocer, como mínimo, un extraordinario caos contable en el partido, perfectamente compatible con la corrupción, durante las décadas en que Bárcenas, solo o acompañado, gestionó ?es un decir- las finanzas populares. Ya no es creíble otra cosa, y deberían darse cuenta los ocupantes de Génova antes de que los jueces se lo digan a la cara y encima afeen su comportamiento al insistir en matar al mensajero cuando lo que deberían hacer es criminalizar a quienes, abusando sin duda de la confianza recibida, han hecho su agosto a costa del PP y lo han puesto de paso a los pies de los caballos.

Los sobresueldos acabarán saliendo

Naturalmente, faltará un extremo por aclarar: si ha habido o no sobresueldos opacos, de forma sistemática y continua. Pero también este asunto se acabará sabiendo, bien porque aparezcan los famosos 'recibís', bien porque los jueces terminen probando su existencia por vías indirectas. Y si tales sobresueldos existieron, el crédito político de sus receptores quedará definitivamente arruinado, aunque los delitos hayan prescrito.

El PP, agazapado, piensa que los problemas de la ciudadanía son tantos y tan graves que la opinión pública está viendo con relativo desinterés esta sobrecogedora secuencia de noticias. Y se equivoca. El barómetro del CIS informa de que en febrero la corrupción ha pasado a ser la segunda preocupación de los españoles, por delante de la economía, y con un porcentaje de menciones que duplica el del mes anterior. El rechazo a tales conductas, y a unas reacciones tibias e impropias, se percibirá en las urnas. Y ojalá no suponga un verdadero cambio de régimen.

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