
Iñigo Urkullu presidió ayer las primeras reuniones con los partidos tras las elecciones autonómicas, comenzando por EH Bildu y PSE-EE y hoy toca con PP y UPyD.
Tras los dos primeros encuentros, se han producido claras diferencias, aunque PSE y EH Bildu confirmaron que no entorpecerán la elección de Urkullu como lehendakari. Mientras la dirigente de la izquierda abertzale Laura Mintegi calificó su reunión de hora y cuarto como "fructífera" y recalcó su intención de mantener encuentros periódicos con el PNV durante toda la legislatura, el encuentro con el PSE duró sólo 45 minutos y los socialistas condicionaron nuevos encuentros al contenido de la propuesta concreta que les haga llegar el PNV.
Los socialistas, según declaraciones de José Antonio Pastor, a pesar de asegurar que están abiertos a acuerdos, señalaon que en materia económica habrá "líneas rojas" como la defensa de los servicios públicos, políticas sociales y una fiscalidad diferente.
La sintonía entre PNV y EH Bildu, según evidenció Mintegi, se centró en aspectos de índole política, sobre estructura del Estado, pero no así en aspectos económicos, donde las divergencias fueron mayores. Mintegi reconoció que habrá "dificultades" para acordar medidas socio-económicas con el PNV porque ambos partidos tienen programas "distintos de base".
Impuesto para ricos
Precisamente en materia de política fiscal las divergencias con el PNV se acrecientan. Horas antes de que EH Bildu y PSE acudieran a reunirse con el Partido Nacionalista Vasco en las negociaciones para forma gobierno, los socialistas anunciaron que apoyarán a Bildu en la Diputación de Gipuzkoa para aprobar el nuevo Impuesto para Grandes Fortunas, lo que soliviantó a las Diputaciones de Vizcaya (PNV) y Álava (PP), que denunciaron la desarmonización fiscal y las ansias recaudatorias de ambos partidos.