
"Con la que está cayendo en España ningún gobernante debería coger vacaciones". De esta guisa se ha expresado el que fuera ex presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, en su Twitter, reflexión que coincide con la reiterada posición del PSOE; un debate que también está en la calle. ¿Pueden nuestros políticos coger vacaciones?
Más vehemente que Revilla, la semana pasada Salvador Sostres exhortaba al jefe del Ejecutivo a abandonar su anunciado retiro, pero resignado escribía: "Si Rajoy fuese trabajador no tendría que disimular que se va de vacaciones".
Las vacaciones del presidente del Gobierno en Galicia han sido carne de polémica, diseccionadas como materia informativa, y razón de consigna política especialmente entre las filas socialistas.
Que no parezca que está de vacaciones
Desde el principio, los 'fontaneros' de Moncloa se han mostrado preocupados por la proyección de las imágenes de un Rajoy relajado, paseando por la playa -como en otros años-, o en una corrida de toros. Las instantáneas del presidente están estudiadas al milímetro. Apenas un encuentro con dirigentes gallegos y un paseo bajo piedra romana y con fondo de bruma atlántica. Que no parezca que está vacaciones.
La prolongada crisis y sus consecuencias, y el fantasma de un rescate 'suave' se manifiestan claros adversarios del descanso de un presidente, para quien el Partido Socialista no tiene derecho ni a un solo día.
Durante toda esta semana, el principal partido de la oposición ha insistido en la vuelta del presidente Rajoy; en la convocatoria de un pleno extraordinario, y en la toma de decisiones inmediatas cuando a punto están de expirar los 400 euros de prestación al desempleo y el rescate planea, si no en las declaraciones de los dirigentes políticos, sí en la mayoría de los medios.
En 2010, en el fragor de la crisis, Zapatero decidía eliminar el descanso estival de su agenda y aportaba por escapadas de fines de semana largos. En 2011, con la carta de Trichet sobre la mesa de Moncloa, el dirigente leonés se trasladaba con su mujer y sus hijas al Palacio que Patrimonio Nacional tiene en el Coto de Doñana, donde apenas permaneció unos días no exentos de polémica.
No molesten a Merkel
Las vacaciones de los políticos siempre han estado en el disparadero. Si no el tiempo empleado, sí la elección del sitio y también los gastos que generan sus desplazamientos, desde el lugar, la seguridad o el personal necesario para atender al mandatario y familia.
A quien no parecen tronarle los oídos por el debate suscitado en España y por la congoja de media Europa es a Angela Merkel. La canciller alemana se ha tomado un mes y medio de relax en la bonita ciudad italiana de Solda, justo en el arranque de Los Alpes. No quiere que la molesten, salvo Del Bosque. ¿Precio de la habitación? 90 euros al día. ¿Será cuestión de deuda?