
"Yo oigo todo lo que decís y todo lo que hacéis". Esta frase, dirigida a Carlos Floriano en boca de Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces titular de Interior, cobra especial relevancia tras descubrirse que la trama de corrupción de altos cargos de este ministerio podría haber interceptado telefónicamente a miembros del Partido Popular a pocos metros de la sede de Génova 13.
'La banda Interligare', como se conoce en los ámbitos policiales al grupo de Interior presuntamente implicado en la trama de corrupción que amañó contratos públicos por valor de 2,4 millones de euros, alquiló el piso de enfrente de la 'base' popular, justo en el número 15 de la misma calle y en el número 21. Desde el primer inmueble, según informa el diario El Mundo, utilizaban unos maletines de procedencia israelí con los que sólo cuenta la Policía, la Guardia Civil y el CNI capaces de interceptar conversaciones en un radio de 500 metros.
La Policía apunta a que el objeto de la investigación no era el posible espionaje del PP, sino la trama de subvenciones ilegales que percibieron del Ministerio de Interior, del de Ciencia y Tecnología y de otras compañías privadas.
Los implicados en esta red son el comisario Gabriel Fuentes, actual asesor del ministro Jorge Fernández Díaz; a Miguel Ángel Rancaño, jefe de Policía en Madrid durante el 11M, y a Luis Luengo, director de infraestructuras en el Ministerio que en esa época lideraba Rubalcaba.