
Mayoría absoluta en la Asamblea Popular francesa. Absoluta en la segunda vuelta de las legislativas, pese a que Ségolène Royal se quede sin acta, y más de 100 escaños recuperados a la UMP del presidente saliente, Nicolas Sarkozy. El Partido Socialista (PS) francés está enhorabuena: la socialdemocracia triunfó este domingo al otro lado de los Pirineos. Y sin cohabitación. A más de 2.000 kilómetros de París, en Atenas, las urnas saludaban la tendencia opuesta: Nueva Democracia se imponía a la Sýriza del izquierdista Alexis Tsipras; el miedo al dracma y la voluntad popular de los griegos elegían a la derecha para gestionar la crisis. Como en casi todo el Viejo Continente.
El galo François Hollande y el conservador Antoni Samarás como dos modelos opuestos de gestión. Y el fantasma de austeridad de la germana Angela Merkel presidiendo la escena: así, cuatro quintos de los europeos está en manos conservadoras.
De los más de 500 millones de ciudadanos que habitan la Europa de los 27, sólo 118 son gobernados por políticos socialdemócratas. De hecho, muchos de estos acaban de experimentar cómo su estado asiste a un cambio de liderazgo, como en los casos francés, rumano y eslovaco. Hombres como Hollande, Victor Ponta y Robert Fico han contribuido a equilibrar estas cuentas, ya que todos ellos llegaron al poder durante 2012.
El resto, exceptuando los 60 millones de italianos a quienes dirige el tecnócrata Mario Monti, están guiados por opciones conservadoras. La brújula para orientarse en medio de la tormenta parece estar en manos de la derecha, como demuestran los datos.
Lejos quedan ya los tiempos en los que José María Aznar (PP) llegaba a La Moncloa. España se convirtió entonces en un oasis para la derecha, enclavada en un Viejo Continente de izquierdas: de los 15 miembros comunitarios, 12 tenían gabinetes presididos por socialistas y en otros dos eran socios minoritarios.
Paulatinamente, el espectro político europeo ha mudado del rojo al azul. Un Gordon Brown post herencia terceraviista de Tony Blair, Gerhard Schröder, Romano Prodi, José Sócrates, Yorgos Papandreu y un José Luis Rodríguez Zapatero que en nada se parecía a Felipe González, patriarca del socialismo hispano. Todos ellos fueron cayendo, dando un paso atrás de forma voluntaria o -sobre todo- obligados por las urnas, engullidos por la negativa coyuntura económica. Así, el Viejo Continente se ha convertido en un feudo de la derecha. Como muestra un botón: los conservadores tienen 265 actas en el Parlamento Europeo, por sólo 184 de socialistas y demócratas, en un hemiciclo de 750 escaños.
El británico David Cameron, el portugués Pedro Passos Coelho y el propio Mariano Rajoy, sin ir más lejos, ejemplifican esta tendencia.
'Rearme' español, impulso galo
"El proyecto socialdemócrata es bueno para Europa y es magnífico para España". El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, lo tiene así de claro. Está convencido de que su opción es la correcta, si lo que se quiere es sacar a Europa del peligro. El otro polo del socialismo español, Carme Chacón, también apuesta por una "unidad de respuesta socialdemócrata".
Rubalcaba, que la semana pasada viajó a Berlín para fortalecer su pacto con el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), defiende así la vigencia de sus postulados para afrontar la situación.
Precisamente, sus socios alemanes acaban de infligir una dura derrota a la CDU de la poderosa Merkel. A mitades de mayo, los socialistas teutones vencieron en los comicios legislativos del estado federado de Renania del Norte-Westfalia. Este éxito y, sobre todo, la victoria del socialismo francés en las presidenciales espolean las ilusiones de la nueva socialdemocracia europea, confiada en que estas victorias sean el indicio de un nuevo cambio político en el continente.
En España, por ejemplo, el crédito del PP disminuye a la carrera. Así, el presidente del Gobierno continúa una caída en picado en los sondeos. El último en reflejar datos poco optimistas ha sido el del CIS, en el que la valoración de Rajoy cae hasta un 3,25 sobre 10, situándose en peores niveles que Zapatero.
Ideas contra ideas
Tras haber sido barrida por la crisis, esta ideología se lame las heridas e intenta afirmarse en en el mañana. "Necesitamos políticas para el futuro: que ofrezcan seguridad para la mayoría del presente y perspectivas para la mayoría del futuro. No podemos pensar simplemente en proteger los avances sociales del pasado, sino que también debemos asegurar las bases de un modelo de sociedad mejor en el futuro. (...) Eso implica desarrollar políticas para un modelo de crecimiento cohesionado y que sea capaz de ofrecer mayores oportunidades a los niños y a los jóvenes a la vez que de crear empleo y asegurar las pensiones", concluye un documento de trabajo de la Fundación Ideas, el think tank del PSOE.
En la otra esquina del cuadrilatero, FAES, su contraparte del PP, alerta sobre el peligro de "llevar a la izquierda hacia planteamientos ideológicos que parecían superados tras la fosilización del comunismo". "Las políticas socialdemócratas después de 40 años de éxitos han entrado en una crisis material y moral evidente", según la fundación presidida por el expresidente Aznar.