
La columnista y comentarista Pilar Rahola ha aprovechado el debate suscitado por la final de la Copa del Rey para recordarle a Esperanza Aguirre que la Constitución americana, "ese paraíso del liberalismo", protege el "derecho a quemar o romper o etcétera las banderas".
"Porque considera -se extiende la expolítica independentista catalana- más sagrado el derecho individual a la libre expresión que el esencialismo cañí de una patria. Y antes del ataque, me avanzo: también se debe poder quemar la catalana".
No en vano, para Rahola -escribe hoy en su columna de La Vanguardia-, Esperanza Aguirre es una mujer inteligente y perseverante, lo cual deriva en un liderazgo fuerte; y dos, que está acorralada, fabricando diques para intentar contener el chorro de billetes que se le escapan por los agujeros de su Bankia querida y su querida comunidad".
"No creo -entiende- que Aguirre sea una desaforada españolista, emula de las reencarnaciones falangistas. Pero tampoco es la liberal que reivindica, porque sus acciones contradicen al liberalismo". "Y si en lo económico -abunda- no parece liberal, en lo político empieza a ser una desaforada Agustina de Aragón, pertrechada en el patriotismo más rancio. ¿Qué tiene de liberal su última estridencia, convertida en martillo de herejes futbolístico-periféricos?".
"Cuando silbar es un derecho"
"Dicho lo cual -insiste- mientras unos defienden la España de la imposición, la unidad forzada y el imperio por el idioma, otros tenemos el derecho a silbar contra esa España, y decir que no la queremos, que no va, que es un desastre supino que nos arrastra por el lodo de la historia. Lo siento, pero no lo compro, Esperanza -concluye-, porque silbar contra un Estado es un ejercicio de democracia inapelable".