Política

Rubalcaba ya no ejerce "oposición útil" con los Presupuestos y la reforma laboral

Rubalcaba, secretario general del PSOE | EFE

Alfredo Pérez Rubalcaba cumplió ayer dos meses como líder del PSOE con funciones plenas desde que fuera proclamado secretario general de los socialistas por la mínima, en Sevilla, el pasado 4 de febrero. Ante un PSOE en su peor momento, Rubalcaba prometió hacer "una oposición útil" para beneficiar a los ciudadanos. Puso negro sobre blanco las que serían sus tres grandes consignas como líder del principal partido de la oposición: consensuar, discrepar y confrontar.

Pasados 60 días desde el cónclave en el que se impuso a Carme Chacón y reforzado por la posibilidad de gobernar en Andalucía y Asturias cuando éstas se daban por perdidas tras las debacles del 22-M y el 20-N, Rubalcaba se ha apropiado de la tercera opción, el enfrentamiento. Su cruzada: la reforma laboral y, ahora, los Presupuestos.

Rubalcaba ha optado por la confrontación que prometió con el Gobierno de Mariano Rajoy cuando éste pasara "las líneas rojas de las ideas y los proyectos políticos" que encarna el PSOE... pero sin atender a que la situación económica vuelve a ser "enormemente frágil y límite", según ha advertido en los últimos días el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

Enfrente sin mirar más allá. Choque sin recordar el estado en el que el Ejecutivo al que perteneció dejó las arcas públicas en 2011 ya que, por mucho que las autonomías fueran las principales incumplidoras, la responsabilidad final era del Estado. Enfrentamiento sin tener en cuenta la presión que ejercen Bruselas, Berlín y los mercados a los que tanto miraba -y que tanto temía- como vicepresidente del Gobierno y a los que ahora critica abiertamente, haciendo su credo el de que "con ajuste sólo no llegamos", para aliarse con el candidato socialista a las presidenciales francesas, François Hollande.

Cambio de papeles

Rubalcaba ha dejado atrás la responsabilidad que ejerció como ministro del Interior en uno de los momentos más críticos para el país, mayo de 2010, cuando según confirmó después el propio José Luis Rodríguez Zapatero, España estuvo a punto de ser intervenida.

Entonces Rubalcaba votó a favor de un ajuste que incluía la congelación de las pensiones y el recorte del sueldo de los funcionarios, entre otras polémicas medidas. Había que salvar al país del rescate financiero y fueron CiU, Coalición Canaria y UPN quienes, con su abstención, permitieron al Gobierno sacar adelante un tijeretazo que nos salvó por los pelos.

Entonces, el PP de Mariano Rajoy votó en contra, anteponiendo los intereses electorales a los generales y eso lo criticaron abiertamente los socialistas.

Ahora se ha dado completamente la vuelta a la tortilla y el PSOE de Rubalcaba ha olvidado su etapa de Gobierno a los 100 días de que La Moncloa cambiara de inquilino. Rubalcaba desoye los mensajes de que la situación hoy vuelve a ser extremadamente crítica, tal y como repiten una y otra vez los miembros del Ejecutivo.

El propio Rajoy reconoció por primera vez este lunes ante el Comité Ejecutivo Nacional de su partido que había que elegir entre unas Cuentas Públicas que incluyen cosas que no gustan ni en Génova o el rescate internacional. Ayer, Rajoy admitió que los Presupuestos son "duros, desagradables, incómodos", pero que no ha habido más remedio que hacerlos "porque la alternativa era infinitamente peor".

Aunque reclamó una "oposición de equilibrio", Rajoy reconoció que "no espera ninguna ayuda del PSOE". Los socialistas ya han avanzado que presentarán una enmienda a la totalidad a los Presupuestos Generales, eso sí, cumpliendo con el déficit del 5,3 por ciento que ha sido impuesto por Bruselas.

Rubalcaba que, desde su proclamación, viene denunciando que Rajoy no ha presentado antes las cuentas para que el ajuste no le pasara factura el 25-M, critica que son "injustos, insolidarios e ineficaces". En clave autonómica, fue más allá en Twitter: "Rajoy castiga en los Presupuestos a Andalucía por no haber votado a Arenas".

Cien días de oposición

Pero las Cuentas Públicas no son la única ley que los socialistas van a pedir devolver al Gobierno por encontrarse completamente enfrente.

También ayer los socialistas presentaron una enmienda a la totalidad de la reforma laboral con la que han mostrado desde el minuto uno su rechazo "profundo y frontal". De hecho, los socialistas han estado representados en todas las manifestaciones contra la reforma laboral y, aunque sí acudieron al pleno del Congreso el día de la huelga, leyeron un comunicado de solidaridad con los trabajadores que secundaron la convocatoria sindical.

En otra de las grandes reformas, la Ley de Estabilidad Presupuestaria, la discrepancia entre Rajoy y Rubalcaba sigue siendo evidente ,pese al pacto del pasado verano que dio lugar a la reforma constitucional. Tras reunirse en Moncloa, "acordaron acordar", pero casi dos meses después siguen sin llegar a un punto común en la parte técnica. El PSOE critica lo que el Gobierno niega: que el PP se salta el pacto de agosto porque la ley tiende ahora al déficit cero y no a un déficit estructural del 0,4 por ciento.

En el lado del pacto, el PSOE sólo se ha sumado a la reforma financiera, que considera "continuista" con la del Ejecutivo anterior, y a la decisión de Rajoy de pedir a Europa flexibilizar el cumplimiento del déficit.

El órdago del presidente del Gobierno, que dio por hecho un déficit del 5,8 por ciento, que después se quedó en el 5,3 por ciento, sí fue objeto de crítica.

Tampoco hay novedades sobre el otro compromiso que asumieron en su primer vis a vis Rajoy y Rubalcaba: la renovación antes de junio de los cuatro grandes órganos institucionales.

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