Centenares de mineros privados llegaron este jueves a La Paz para sumarse al cerco al Congreso de Bolivia que mantienen desde el pasado lunes campesinos afines al presidente Evo Morales.
En medio de fuertes explosiones de dinamita los mineros se apostaron en la Plaza de Armas, donde se encuentra el edificio del Parlamento, para exigir al Congreso y especialmente al Senado, conformado por una mayoría opositora, aprobar dos referendos para la puesta en vigor de la nueva Carta Magna.
Los grupos sociales exigen al Senado, dominado por opositores de derecha y centroderecha, que apruebe dos referendos para viabilizar la nueva Constitución de corte indígena y estatista: uno para definir la extensión máxima de los fundos privados agrícolas y otro para el texto global de la nueva ley.
"Estamos pidiendo al Congreso que de una vez pueda aprobar la convocatoria al referéndum para que la Constitución pueda también ser aprobada", afirmó a una radio local un dirigente minero que no se identificó y advirtió que en las próximas horas llegarán otros grupos con la misma intención.
Por su parte, el presidente del Senado, el conservador Oscar Ortíz, "lamentó los plazos, los cercos y las presiones que no contribuyen en nada para el logro de soluciones".
El congresista acusó al presidente de manejar "un doble discurso" porque por un lado moviliza a sus movimientos sociales y por otro pide diálogo.
En previsión de eventuales disturbios la policía tendió un cordón de seguridad en torno a la plaza de armas, mientras todavía es incierta la realización de una sesión plenaria del Congreso citada para la tarde de este jueves.
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