Política

Sin tregua para Rajoy: ¿los 100 primeros días más movidos después de la Transición?

Los cuatro políticos, junto al rey Juan Carlos I. Foto: EFE.

Reforma laboral, recortes y descontento social. Los primeros 100 días de Gobierno de Mariano Rajoy (PP) no han sido fáciles. El presidente español mantiene sin embargo su hoja de ruta sin "temor" a un posible estallido social ante los nuevos recortes que acometerá en los Presupuestos Generales del Estado de 2012. Ni la cercanía de las andaluzas y asturianas el 25-M ni el órdago de los sindicatos parece que vayan a afectar al nuevo inquilino de La Moncloa, que además ultima otra de sus promesas electorales, una ley de transparencia.

Rajoy, que ha llegado incluso a desafiar a Bruselas a cuenta del déficit, mejoraría incluso sus resultados que cosechó el 20-N, pero su respaldo social baja. Así, la calle desconfía del nuevo jefe del Ejecutivo: el 51% desaprueba su gestión y, además, inspira "poca o ninguna" confianza al 68% de los españoles encuestados, según una encuesta de Metroscopia para El País.

La crispación a cuenta del 11-M, con actos diferenciados de las víctimas, y la manifestación convocada por CCOO y UGT ejemplifican la difícil posición en la que se encuentra el político gallego. Los sindicatos, que intentaron probar su poder de convocatoria, usaron este domingo para preparar la huelga general del 29 de marzo (antes de los presupuestos) contra el nuevo Gobierno, al que no han dado ni los días de gracia. En cualquier caso, Rajoy ya avanzado que no modificará el rumbo para salvaguardar la paz social.

Después de la investidura del 21 de diciembre y tras unos primeros días de perfil muy bajo, el nuevo Ejecutivo popular ha acometido muchos cambios en poco tiempo. 

El término, acuñado por el expresidente Franklin D. Roosevelt allá por 1933, implica un tiempo de adaptación, una tregua inicial. Sin embargo, en este caso, las partes no han esperado, adiós a la cortesía: tanto el Ejecutivo, con duros recortes y una agresiva reforma laboral, como las centrales sindicales, que no han otorgado ni los 100 días de rigor. Así, la huelga será la más rápida de la democracia, ya que tendrá lugar en el día 98 de la cuenta atrás. España no tenía "tiempo para 100 días de cortesía ni para una luna de miel", en palabras del expresidente José María Aznar (PP).

Tres precedentes

Los tres expresidentes que precedieron a Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), Aznar y Felipe González (PSOE) lo tuvieron mucho más fácil, por ejemplo.

La llegada de Zapatero al Gobierno, allá por 2004, fue más plácida. El político socialista se empeñó en desactivar la herencia de Aznar, intentando poner coto a las tensiones y conflictos. Talante, talante y talante: "Los españoles necesitaban un Gobierno que les mirase a la cara y les dijera la verdad", llegó a decir el leonés, en clara referencia a la gestión posterior de la crisis tras los atentados del 11-M.

Sólo ocho horas después de que su gabinete hubiera tomado posesión, Zapatero cumplía su promesa electoral y anunciaba la retirada de los 1.300 soldados españoles desplegados en Irak. De hecho, esta época se caracteriza por una visión muy internacionalista, con conceptos como el de la Alianza de Civilizaciones y un fuerte disenso con EEUU, al igual que por una apuesta social.

Aznar, en cambio, lo tuvo mucho más difícil en 1996: el PP necesitó negociar durante dos meses con partidos nacionalistas como CiU, PNV y CC. La tardía conformación del Gobierno demoró la toma de decisiones, que se inició cumpliendo el compromiso de transferir competencias como el tráfico, los puertos y la ordenación del suelo a Cataluña, País Vasco y Canarias. El político conservador celebró el aniversario con su familia, de vacaciones en Oropesa (Castellón). ¿El balance? "Se ve en mi cara", bromeba. Mientras, la patronal valoraba positivamente su gestión, que incluyó decisiones como varias privatizaciones y un recorte de 200.000 millones de pesetas, para intentar cumplir con Maastricht y las exigencias del euro.

Catorce años antes, en 1982, González se encontró un panorama económico complicado tras los gobiernos de UCD y también tuvo que lidiar con decisiones urgentes: semana laboral de cuarenta horas y un duro plan de ajustes.

En cualquier caso, ninguno de sus tres predecesores se enfrentó a una huelga general en sus primeros 100 días. Al final se ha cumplido su propio vaticinio.

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