Política

A cinco días de la presidencial, Rusia se dirige hacia un dúo Medvedev-Putin

A cinco días de la elección presidencial rusa, el candidato apoyado por el Kremlin, Dimitri Medvedev, está seguro de su victoria, con lo que la única incógnita es la viabilidad de su dúo con el presidente saliente Vladimir Putin, dispuesto a seguir siendo el hombre fuerte del país.

"Juntos ganaremos", proclama el cartel gigante que domina la Plaza del Manege, junto al Kremlin, en el espacio publicitario considerado como el más caro de Rusia.

Medvedev aparece sonriente, con chaqueta y corbata, mientras Putin, de aviador, camina a su lado con un movimiento de brazo enérgico, en lo que parece un anuncio del próximo reparto de papeles: el primero en la presidencia, y el segundo como primer ministro fuerte.

Putin, que no tenía derecho a presentarse a un tercer mandato consecutivo, desveló recientemente su intención para después del 2 de marzo, fecha de la elección: ejercer el poder "ejecutivo supremo", convirtiéndose en un jefe de gobierno dotado de importantes prerrogativas.

Medvedev, de 42 años, actual primer viceprimer ministro, es uno de los colaboradores más fieles de Putin, quien lo designó en diciembre para sucederlo en la presidencia. Y para que su victoria esté asegurada, ha puesto a su disposición todos los medios del Estado, entre ellos la televisión pública.

Por lo demás, la campaña electoral es físicamente inexistente. En las calles de Moscú, unos carteles sobrios con un águila bicéfala (emblema del Estado ruso) recuerdan simplemente a los electores que el 2 de marzo habrá una elección presidencial.

Esporádicamente se difunden debates televisados al final de la noche, en los que se ha negado a participar Medvedev, y los carteles de los candidatos, todos fieles al sistema en mayor o menor medida, son invisibles.

Las tres cadenas públicas, única fuente de información para muchos de los 108 millones de electores de un país con once husos horarios, dedican una gran parte de sus informativos a las visitas por las provincias de Medvedev, muy encorsetadas y sin baños de masas.

Lo que según las autoridades no viola la legislación, ya que el candidato aparece en calidad de viceprimer ministro.

Además del delfín de Putin, otros tres candidatos concurren a la elección: el ultranacionalista Vladimir Jirinovski, de 61 años, el comunista Guennadi Ziuganov, de 63, y Andrei Bogdanov, un oscuro candidato proeuropeo de 38 años.

Ziuganov, que amenazó con boicotear lo que consideró una "bufonada", tiene un 10,5% de intenciones de voto, según la última encuesta del instituto independiente Levada, que augura una contundente victoria de Medvedev con 80% de los sufragios.

Jirinovski tiene 9% de intenciones de voto y Bogdanov, del que se habla sobre todo por su pertenencia a la francmasonería y por sus cabellos largos y rizados, tiene apenas un 0,5%.

La oposición liberal, totalmente marginada en los ocho años de presidencia de Putin, no tiene candidato. La candidatura de Mijail Kasianov, ex primer ministro de Putin convertido en un firme opositor, ha sido invalidada.

"Moralmente y políticamente, (Kasianov) debería haber estado en la primera vuelta. Pero somos una joven democracia, que aún no es completamente sólida, y controlarlo todo da tranquilidad", reconoció recientemente un alto responsable ruso.

Denis Volkov, sociólogo del centro Levada, explica que la "especificidad" de esta elección es "validar la elección del candidato del poder".

Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) han boicoteado la elección, por las restricciones impuestas. "Que se metan en sus asuntos", replicó Putin.

Al igual que en las elecciones legislativas de diciembre, en las que ganó la lista encabezada por el propio presidente Putin, los pocos observadores independientes estarán atentos a las posibles irregularidades. La Comisión Electoral se ha fijado como objetivo una participación "de al menos el 65%" de los inscritos.

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