Las tropas turcas continuaban el sábado su ofensiva contra los rebeldes kurdos atrincherados en el norte de Irak, una operación que ya ha dejado medio centenar de muertos, según el ejército de Turquía.
Irak protestó contra esta incursión lanzada el jueves, al tiempo que la ONU y las potencias occidentales se limitaron a pedir por el momento moderación.
La operación dejó 24 muertos confirmados entre los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y probablemente otros veinte durante los bombardeos que precedieron a la incursión, así como cinco militares fallecidos, según cifras del Estado Mayor turco.
Los militares aseguraron haber sacado partido del efecto sorpresa, creando el pánico entre los rebeldes.
"Según informaciones preliminares, los terroristas han sufrido importantes pérdidas bajo el fuego de las armas de largo alcance y los ataques aéreos", explicó el ejército turco, que aseguró que todo indica que los dirigentes del PKK "tratan de huir de la región, hacia el sur, presos del pánico".
Sin embargo, los rebeldes no admitieron hasta ahora ninguna baja entre sus filas y amagaron con lanzar ataques en territorio turco.
"Si Turquía prosigue sus ataques, llevaremos a cabo operaciones de guerrilla en las ciudades turcas, sin apuntar a la población civil", afirmó a la AFP un portavoz del PKK, Ahmad Danis.
Los intensos combates y disparos de artillería entre las tropas turcas y los rebeldes prosiguieron en la noche del viernes al sábado.
Habitantes de los sectores de Hakurk y Sidekan, localidades iraquíes cercanas a la frontera turca, afirmaron haber escuchado disparos de armas automáticas, así como el paso de aviones caza y helicópteros. Incesantes disparos de artillería se oyeron además en el sector de Bamerni.
Según agentes fronterizos kurdos, el ejército bombardeó el sábado las zonas fronterizas de Ballo, Zio, Niro y Rikane.
"Los bombardeos se iniciaron hacia las 6H00 locales (03H00 GMT) y prosiguieron durante dos horas", afirmó una fuente de los servicios de seguridad de la frontera, sin dar cuenta de víctimas.
El PKK está considerado una organización terrorista por Ankara, Estados Unidos y la Unión Europea, y su conflicto con Turquía ha dejado más de 37.000 muertos desde 1984.
La prensa turca aplaudió el sábado la incursión, como el diario Vatan, que tituló "La venganza de los mártires", si bien alertó de que una prolongación de la ofensiva podría incomodar a la comunidad internacional.
Por su parte, el gobierno del Kurdistán iraquí responsabilizó el sábado a Estados Unidos de la operación turca, al acusarle de haber dado luz verde a Ankara.
"Responsabilizamos al gobierno estadounidense de las operaciones militares puesto que, sin su acuerdo, Turquía no se habría permitido violar la soberanía terrestre y aérea de Irak", criticó a la AFP un portavoz del gobierno basado en Erbil, Falá Mustafá.
Washington se abstuvo el viernes de objetar la operación terrestre, al afirmar haber sido informado con antelación y haber instado a Ankara a la contención.
En Bagdad, los dirigentes iraquíes convocaron al encargado de negocios turco en la capital para protestar contra la operación, al tiempo que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguraba que el "objetivo, envergadura y parámetros" de ésta "son limitados".
Un portavoz del ministerio iraquí de Petróleo afirmó por su parte que las exportaciones de petróleo hacia el puerto turco de Ceyhan no se han visto afectadas por las operaciones militares en el norte.
El parlamento turco autorizó en octubre pasado al gobierno a enviar a las tropas a combatir al PKK en el norte de Irak y desde entonces, con la ayuda de los servicios de inteligencia estadounidenses, se han sucedido los ataques aéreos así como una precedente incursión terrestre limitada.
El ministro iraquí de Relaciones Exteriores, Hoshyar Zebari, estimó el viernes en "centenares o más bien miles" el número de soldados turcos que participan en la presente operación.
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