Política

El fantasma de las primarias vuelve a ensombrecer al PP desde Madrid

"No soy partidaria de las primarias tal y como se entiende en los EE.UU.". Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad y del PP de Madrid, tiene claro su rechazo a este sistema. Es "muy complicado", intenta sentenciar, justo cuando el debate sobre la elección del líder popular ha vuelto a agitar Génova 13 y la sede regional del partido.

El portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, Íñigo Henríquez de Luna, presentó la semana pasada una enmienda al próximo Congreso Nacional del partido con la que reclama la elección directa por los militantes de los dirigentes de esta formación.

El mismo jueves, el vicepresidente regional, Ignacio González, se encargó de distanciarse de la propuesta: "Es una cuestión personal que nada tiene que ver con el partido en Madrid", valoró, con la intención de que su voz llegara clara a La Moncloa.

La lideresa madrileña también se ha apresurado a alejarse del problema, quejándose de que es una "mal llamada enmienda de primarias". "Estoy a favor de que la votación para elegir al líder del partido (pero no al candidato) pueda hacerse por todos los afiliados, no solamente a través de compromisarios", ha recalcado este lunes.

La presidenta de la Comunidad y del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, asegura que no defiende las primarias pero sí en un sistema de "votación universal".

En concreto, Aguirre pone como ejemplo la llegada al poder del presidente del PP de Baleares, José Ramón Bouzá, que fue elegido para este cargo por los afiliados directamente. Según ha apuntado Aguirre, el propio Henríquez de Luna ha señalado en el Comité de Dirección que eso es precisamente lo que defiende, "y no las primarias".

Versos sueltos contra Rajoy

Henríquez de Luna ya presentó esa enmienda hace cuatro años y ahora lo vuelve a hacer "a título personal y por coherencia" con sus convicciones políticas. En el Congreso del PP en Valencia, allá por el año 2008, la operación fue interpretada como un intento de impulsar una candidatura nonata de Aguirre frente al actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

"Desde siempre he defendido el derecho de los afiliados de un partido a poder elegir de forma directa y sin intermediarios a sus máximos dirigentes a nivel nacional, regional y local, lo que contribuye a legitimar los liderazgos y fortalece la unidad y cohesión internas", sentencia ahora el díscolo Henríquez de Luna.

Los casos españoles

La tradición de las primarias no está bien arraigada en la cultura política española. El PSOE, por ejemplo, volvió a adoptar esta vieja práctica de la II República en 1997, en un 34 Congreso Federal en el que se produjo el relevo de Felipe González.

La pugna Rubalcaba-Chacón, la irrupción de José Luis Rodríguez Zapatero, varios choques entre aparato y militancia, y la dimisión de Josep Borrell en favor de Joaquín Almunia en 2000 confirman que este proceso siempre ha tenido luces y sombras.

Este mes de febrero, los socialistas acaban de consagrar las primarias a la francesa, es decir el "establecimiento de las primarias abiertas a los ciudadanos para la elección del candidato a la presidencia del Gobierno". Aunque el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya ha señalado que quiere seguir el modelo francés, Ferraz deberá concretar la iniciativa antes del verano.

Otra política con experiencia en las primarias socialistas, Rosa Díez, también experimentó estas elecciones internas en el seno de UPyD. El partido magenta, sin embargo, tampoco ha sido ajeno a la polémica y casos como la expulsión de Valia Merino muestran que la aplicación de la democracia directa suele tener espinas.

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