La mayoría del PSOE escenificó ayer que está detrás de su nuevo secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, pese a que 24 horas antes se había puesto negro sobre blanco que el partido está claramente dividido a la mitad. | Patada hacia arriba para Chaves y Griñán.
El 80 por ciento de los delegados respaldó en la sesión de clausura del 38 Congreso unos órganos de dirección diseñados a la medida del nuevo líder. De esta forma, los socialistas ponen de relieve que, tras el ejercicio de democracia, las diferencias se arreglan en casa. Sobre todo, si tenemos en cuenta que el PSOE se enfrenta a su peor escenario de poder desde los ochenta y que, el sábado, casi un 49 por ciento de los socialistas se declaró a viva voz chaconista, frente a un 51 por ciento de rubalcabistas. "Somos un partido fuerte y unido. Hoy un 30 por ciento más unido", defendió Rubalcaba en la clausura.
Las duras negociaciones que coparon toda la madrugada del sábado al domingo -en lo que recibió el nombre de la madrugá sevillana- dieron sus frutos entre los delegados, aunque la crítica con la boca pequeña a la falta de integración era la constante en los pasillos entre quienes votaron a la exministra.
Gesto para las andaluzas
Discrepancias internas aparte, en las urnas sólo 169 delegados (de los 899 que votaron) se resistieron con su abstención a apoyar abiertamente la nueva etapa -el 18 por ciento-, frente a los 723 que respaldaron una Ejecutiva Federal en la que Rubalcaba cedió la Presidencia del partido a José Antonio Griñán.
El gesto al presidente de Andalucía se lee como un espaldarazo de cara a las elecciones del 25-M a quien, desde la "neutralidad activa", ha sido uno de los grandes defensores de Chacón. Sustituirá a Manuel Chaves en el partido.
Valenciano, la primera mujer vicesecretaria del PSOE
Salvo esta excepción y la de la Secretaría de Educación y Cultura, que ostenta María del Mar Villafranca Jiménez, el resto de la Ejecutiva es un equipo de fieles a Rubalcaba entre los que sitúa como su número dos de Ferraz a la que lo fuera el pasado 20-N. Elena Valenciano toma el relevo de su amigo José Blanco al frente de la Vicesecretaría General.
Sin embargo, Rubalcaba ha contado con una cara nueva, la de Óscar López, como número tres, esto es como secretario de Organización. El secretario regional de Castilla y León, cuyo padrino fue Blanco, ya era uno de sus hombres fuertes en la sombra, pero ahora tendrá un puesto clave en Madrid, en el que sucederá a Marcelino Iglesias.
Además, Rubalcaba colocó estratégicamente al lehendakari Patxi López en una Secretaría de Relaciones Políticas, creada expresamente para él, para fortalecerle en la escena política nacional, pero sin quemarlo en Euskadi con un cargo de más relevancia. El motivo: muchos sitúan a López como el aspirante mejor situado en la carrera sucesoria de Rubalcaba.
El resto de las secretarías de la Ejecutiva las ocuparán desde hoy personas del equipo de la candidatura de Rubalcaba o claros simpatizantes. Entre ellos destaca Inmaculada Rodríguez-Piñero (Economía y Empleo), Antonio Hernando (Relaciones Institucionales, Políticas y Autonómicas), María González (Participación, Redes e Innovación), Trinidad Jiménez (Política Social) o Juan Moscoso (UE).
Reparto federativo
En el reparto de los 20 vocales, que no tienen poder orgánico, sí entró en juego el reparto por federaciones y, precisamente, es para esta función para la que fueron elegidos los dos únicos dirigentes del PSC en la dirección, José Zaragoza y Esperança Esteve.
En la guerra interna por los 38 puestos totales de la Ejecutiva, los rubalcabistas pusieron el acento en el cargo destacado de Griñán para reconocer, acto seguido, que "quien gana elige su equipo" y, de ahí, que diez de las once secretarías sean para personas de la máxima confianza del líder. Recuerdan que, en 2000, José Luis Rodríguez Zapatero hizo lo mismo tras vencer por nueve votos a José Bono, pero que el castellanomanchego llamó entonces a su equipo a retirada y, por eso, su Ejecutiva fue avalada por el 90 por ciento sin casi negociación.
En este sentido, insisten en que el reparto definitivo estuvo marcado por el órdago de los chaconistas nada más empezar las conversaciones para formar la dirección: pidieron una negociación en bloque que representara al 49 por ciento de sus votos obtenidos. Rubalcaba se opuso de raíz y, a partir de ahí, la noche fue larga y la pieza de juego la presidencia de Griñán.
Los chaconistas, por su parte, criticaron abiertamente la falta de representación de peso en la nueva dirección, exceptuando al presidente andaluz. "Unidad no es integración y Rubalcaba ha hecho un equipo de unidad en torno a él, no de integración", cuestionaban para recordar frases que Rubalcaba pronunció el sábado como "no habrá rubalcabismo en el PSOE" o bien "odio el sectarismo".
Pide un cambio de óptica
Dejando a un lado las personas, Rubalcaba reclamó abiertamente un "cambio de óptica" en el discurso socialista para poder recuperar los 4,5 millones de votos perdidos el 20-N "vuelvan a votar" al PSOE.
Se aplicó el reclamo en primera persona e hizo de su segundo discurso como secretario general toda una declaración de intenciones. Por un lado, mostró su proximidad con los secretarios generales de UGT y CCOO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo. Acto seguido, afeó a CEOE al proclamar desde la tribuna que no conocía el nombre del representante que mandó su presidente, Joan Rosell. Se trataba del vicepresidente y presidente de la patronal andaluza, Santiago Herrero. "Perdona, es que no te conozco, cuestión de cercanía...", dejó caer pese a que después alabó el acuerdo de hace unos días.
Por otro lado, Rubalcaba quiso demostrar que llevará a la práctica el papel de líder del principal partido de la oposición. "A mí no me van a quebrar", había proclamado el sábado. Ayer, Rubalcaba cuestionó abiertamente que la decisión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de retrasar la presentación de los Presupuestos para 2012 a la última semana de marzo (tras las elecciones del 25-M) responde "a los intereses personales de su partido" y no a los intereses de España. "Serán unos Presupuestos nacidos para morir", criticó con el argumento de los plazos de la tramitación parlamentaria. Se aprobaría en septiembre.
Además, como parte de las propuestas aprobadas por los socialistas se encuentra la reforma fiscal para equiparar las rentas del capital a las del trabajo, así como para suprimir los privilegios de la Iglesia Católica.