Gallardón se ha ido y con él un estilo de hacer política. Desde que abandonó el antiguo Palacio de Correos, en la casa del regidor de la capital dicen que ya no suena la sirena para avisar cuando llega y cuando se marcha el alcalde de Madrid.
Adiós a la sirena. Adiós a las carreras de los funcionarios para esconderse del desfile del alcalde por los pasillos desde la entrada del Ayuntamiento hasta las puertas de su despacho. La fotografía no se repite desde el mismo día en el que Alberto Ruiz Gallardón abandonó las dependencias del consistorio madrileño por el Ministerio de Justicia, recoge este martes el diario ABC en una de sus columnas.
Las maneras de Ana Botella
Afirma el diario madrileño, que las maneras de Ana Botella en nada tienen que ver con las del antiguo alcalde. La exconcejal de Medio Ambiente ha optado "por el contacto directo, dentro y fuera del Ayuntamiento, programando actos y visitas en centros culturales de la ciudad a diario, en lugar de recluirse en el despacho minimalista de Cibeles y el comedor instalado en el torreón de la esquina con Alcalá.
Botella, que para su Gobierno ha optado por rodearse de Miguel Angel Villanueva, Concha Dancausa y Fernando Villalonga entre los puestos relevantes, hereda una deuda pública que cerró el año pasado con una herida de 6.348 millones de euros, o lo que es lo mismo, 2.040 euros por habitante de la capital.
Retorno a la austeridad
En la Plaza de Cibeles ya hay quien se pregunta si la marcha de Gallardón, amén de retorno a políticas austeras, como augura Alvárez del Manzano con Ana Botella, de quien dice "es la persona más capacitada", supondrá el fin de otros dispendios como la ya tildada corte de Gallardón, con 1.525 cargos de confianza de libre designación o, un coche municipal valorado en 600.000 euros.
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